Agnelo Rossi, cardenal brasileño

El cardenal brasileño Agnelo Rossi, que desempeñó puestos destacados en el Vaticano, falleció el pasado domingo, a los 82 ños, en Campinas, su ciudad natal a 90 kilómetros de Sao Paulo, según informó un portavoz del Vaticano, que no especificó las causas de su muerte.Rossi ingresó en el seminario de Campinas a los doce años. Tras sus estudios secundarios se trasladó al Colegio dé Brasil en Roma donde se graduó en teología. A los 24 años se ordenó sacerdote y regresó a Campinas como secretario personal del obispo. De 1940 a 1944 enseñó ética, teodicea y teología moral en el seminario de Sao Paulo. De allí regresó a Campinas y en 1956 fue nombrado vicerrector de su universidad, pero pocos meses después fue nombrado obispo de Barra do Piraí. En 1962 fue promovido a arzobispo.

En el concilio Vaticano II adoptó posiciones en general progresistas, Como la mayoría de los obispos de su país. En este sentido encabezó una propuesta de 83 obispos brasileños para que la Iglesia reconociera los errores cometidos a lo largo de la historia respecto a la libertad religiosa.

En 1965 fue nombrado cardenal. Sin embargo, el golpe de Estado que había tenido lugar el año anterior en Brasil supuso un cambio en su trayectoria. Como cardénal de Sao Paulo su actuación estuvo marcada por vacilaciones en medio de una crisis profunda de la iglesia brasileña. Sus gestos y apariciones públicas en favor de los militares fueron interpretados como una legitimación, de la dictadura. Su personalidad autoritaria tampoco facilitaba sus relaciones con los católicos críticos con el sistema.

En 1970 fue trasladado a Roma donde desempeñó diversos cargos en varias comisiones y congregaciones y donde pronto fue catalogado entre los conservadores de la curia. Durante los 23 años que permaneció en el Vaticano recorrió 98 países como prefecto de la Congregación para la Evangelización de los Pueblos. Fue también presidente de la Administración del Patrimonio de la Sede Apóstolica y decano del Colegio Cardenalicio. En 1993, al cumplir los 80 años, cesó en sus tareas vaticanas y regresó a Campinas.