CÁMARA ANTE LA CAMA
El caso de Kira Kuussaai, una belleza finlandesa de 20 años, cambiará para siempre la, imagen de doméstica inocuidad del empleo de au pair. Kira trabajaba en el domicilio de Hester y Henry Hammond, en la localidad británica de Amersham, cuidando de los dos niños, de tres y cuatro años de edad, de la pareja. Las relaciones eran correctas, aunque Kira había vivido los últimos meses con la extraña sensación de estar siendo espiada. El 29 de abril sus sospechas se confirmaron plenamente. Aprovechando la ausencia de los Hammond, Kira y su novio pudieron comprobar como bajo la apariencia de un inofensivo ordenador colocado en el armario de su dormitorio, los Hammond habían instalado una cámara oculta. Siguiéndo el hilo conductor Kira encontró los mandos del control remoto en el dormitorio de sus patrones junto, con una grabación de 90 minutos conteniéndo imágenes íntimas de la joven, sus encuentros amorosos con el novio y las cotidianas actividades de ducharse, vestirse o desnudarse de la joven. Kira Kuussaari ha llevado su caso a los tribunales decidida a dar un escarmiento a la pareja. Pero, ante la contundencia de las pruebas contra ellos, los Hammond prefirieron ayer sellar con un pacto secreto el litigio. Después de todo el margen de defensa era pequeño. Y los argumentos de Henry Hammond, un respetable padre de familia de 41 años, poco convincentes. "Decidimos instalar la cámara cuando nos dimos cuenta de que Kira no cuidaba adecuadamente a los niños. Necesitábamos pruebas de su conducta", declaró en la vista. Su mujer, Hester, de 32, apoyó la tesis. Pero conscientes de la fragilidad de su argumentación, al final optaron por un apretón de manos y un cheque con un no desvelado número de ceros.
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