Demolido con explosivos el edificio de Oklahoma que sufrió el atentado

El edificio Affred Murrah, en el centro de Oklahoma, volvió ayer a sufrir una nueva explosión, cinco semanas después del atentado terrorista que costó la vida a 167 personas. La voladura definitiva del edificio se produjo cuando pasaba un minuto de las siete de la mañana ante el dolor y el alivio de los familiares y amigos de las víctimas.Más de 300 cargas de dinamita estallaron escalonadamente durante ocho segundos, de forma que el inmueble cayó dentro del cráter abierto por la explosión del 19 de abril. Una nube de humo gris cubrió los escombros, al tiempo que un estruendo sordo retumbaba en toda la ciudad y hacía estremecerse a las decenas de personas reunidas a dos manzanas del lugar. "Así fue como sonó aquella mañana", decía Priscila Salyes a la televisión, reviviendo en su rostro el atentado del que salió con vida.

Las autoridades planean hacer un último esfuerzo para tratar de recuperar los restos de las dos o tres personas que quedaron sepultadas. Para facilitar la tarea, antes de la voladura se marcó con pintura naranja y coberturas de plástico la zona en la que hay más probabilidades de encontrar los restos.

Cuando se limpie el solar se construirá un parque en memoria de las víctimas de la tragedia, aunque la decisión formal todavía no se ha adoptado. El gobernador Frank Keating, que ha pasado en estas últimas semanas más tiempo en el lugar del atentado que en su casa, decía ayer, minutos después de la voladura, con el casco de seguridad puesto: "Ver desaparecer el edificio ha sido la última terrible experiencia de esta etapa, pero era muy importante que llegara este momento para poder empezar de nuevo".

La investigación sigue su curso, y el FBI espera detener a más implicados. Por ahora hay dos sospechosos detenidos sin fianza, Timothy McVeigh y Terry Nichols. James Nichols, su hermano, fue puesto ayer en libertad vigilada, tras 31 días de detención por posesión de artefactos destructivos, porque un juez de Detroit considera que no supone una amenaza para nadie.