La batalla de Heathrow

El futuro del aeropuerto londinense de Heathrow entró ayer en una fase decisiva al iniciarse en un hotel de Londres la encuesta pública en la que serán examinados los argumentos en pro y en contra de su ampliación. La pretensión de British Airports Authority (BAA), la empresa propietaria -privatizada en 1987-, es convencer a los grupos medioambientalistas y a los miles de vecinos de los 11 municipios afectados de que nada cambiará apreciablemente para ellos con la construcción de una terminal 5. Tiene 18 meses para conseguirlo.British Airports justifica la necesidad del proyecto, en el que prevé invertir más de 200.000 millones de pesetas, en el aumento constante del número de viajeros. Según John Egan, presidente de BAA, Heathrow perderá la batalla por el liderazgo europeo si para el año 2013 carece de capacidad para atender a unos 30 millones de pasajeros más de los actuales. 50 millones. Sin embargo, hay quien sostiene que el proyecto de nueva terminal sólo es una excusa para abrir nuevas tiendas y supermercados.

Los vecinos del área de Heathrow se oponen a la ampliación del aeropuerto porque consideran ya intolerables los niveles de ruido actuales, con aviones despegando y aterrizando desde las cinco de la madrugada hasta avanzada la medianoche. El ruido es también una de las principales causas que han llevado a luchar contra el proyecto a dos importantes organizaciones ecologistas. La oposición abarca incluso a aquellos que viven a más de diez kilómetros de distancia del aeropuerto, quejosos tanto del ruido como de los riesgos de seguridad que representa una nueva terminal y del aumento de contaminación que conlleva -el incremento del tráfico de coches sería inmediato-, además de propiciar un desarrollo desproporcionado del oeste de Londres.

Por supuesto, los lobbies y grupos a favor de la terminal 5 son también numerosos. Además de la propia British Airways, que planea concentrar en el nuevo edificio todos sus vuelos, la Cámara de Comercio de Londres y el Sindicato de Transportes, que considera el proyecto una interesante fuente de nuevos empleos, son partidarios de la ampliación.

"El país perdería del orden de los 400.000 millones de pesetas anuales si el proyecto de la terminal 5 no saliera adelante", afirma el presidente de BAA. Eso sin contar con el desarrollo económico que traería el nuevo edificio. Es toda la dinámica de las macroconstrucciones la que se ha puesto en juego. La terminal 5 significa obras por todas partes. Un nuevo enlace por ferrocarril desde la estación de Paddington y una desviación desde la autopista M-25. Lo malo es que la experiencia de la terminal 4 ha hecho estragos en la confianza de los vecinos. Cuando se planificó, la idea era ampliar la capacidad del aeropuerto hasta los 36 millones. Sin embargo, se ha llegado a los 51 millones, anuales. British Airports cita a su favor los puestos de trabajo (16.500 empleos, además de los 3.000 trabajadores temporales), un argumento normalmente irrebatible, pero esta vez las resistencias son mayores. Roy Vandermeer, encargado de escuchar a todas las partes en conflicto en esta encuesta, no lo tendrá sencillo. Su esfuerzo y el de quienes pretenden convencerle de sus argumentos ha sido ya cuantificado en los gastos que acarreará la audiencia, no menos de 2.000 millones de pesetas.