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GENTE

CRIATURITAS

Son unas criaturas a las que hay que echar de comer aparte. Tienen apenas 10 años y acogen diariamente a las profesoras a insultos, pedradas y patadas en las espinillas, y casi siempre fuera de las aulas, para que las maestras vayan por ellos uno a uno. Se trata de los 59 alumnos de cinco clases del XLII Círculo Didáctico Bellaría, en Capodímonte, junto a Nápoles, hijos de familias disgregadas y de una zona con buena cosecha de camorristas, los mafiosos locales. Las profesoras suelen resistir pocos meses, y algunas, como Paola Acuzzo, casi recién llegada al centro, hasta llaman a los carabineros. Los niñitos rizaron el rizo y, a su habitual proceder de recibirla con los calzoncillos bajados, unieron hace unos días una masturbación coral digna de mejor causa como acompañamiento de la entrada en clase de la profesora, que, novata y casada con un oficial de carabineros, decidió unir a su llanto una llamada a este cuerpo militar para que la ayudara a apartar semejante cáliz. La patrulla que llegó, que pensaba que había sido requerida para participar en un despliegue contra la Camorra, pudo constatar cuánta ternura y calor humano emanaban los niños, que entre sus gracias desplegaron la de llenarse la boca de agua y escupirla sobre un cámara de la RAI. El inspector de estudios, Gennaro Finizia, puso el grito en el cielo por la llamada a los carabineros. La juez de menores Melita Cavallo comentó tan sólo que a niños difíciles deben corresponder profesoras más capaces. Paola Acuzzo, con las éspinillas negras de patadas infantiles, se pregunta si la próxima vez que se le masturbe la clase tiene que ponerse a aplaudir-

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