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Bueno, bonito... y ecológico

Tres estudiantes de ingenieria diseñan un coche que funciona con combustible vegetal

Son tres jóvenes de 24 años que se acaban de licenciar en Ingeniería Industrial con matrícula de honor. A pesar de haber acabado los estudios, ya se han permitido el lujo de rechazar varias ofertas de trabajo. Y es que el colofón que han puesto en su carrera empieza a dar sus frutos. Se armaron de valor y de ganas y han hecho realidad un viejo sueño que se paseaba por los pasillos de la Escuela Técnica Superior de Ingenieros Industriales de la Universidad Politécnica de Cataluña (UPC). Su proyecto de fin de carrera es nada más y nada menos que un prototipo de coche deportivo. El vehículo permanecerá expuesto en el Salón del Automóvil, inaugurado hoy en Barcelona.Cuando se conocieron, durante el primer año de carrera, descubrieron que compartían una locura común: los coches; más concretamente, los deportivos. Una pasión que no estaba al alcance de sus bolsillos. Por esa razón no tardaron en definir el principal objetivo: un, deportivo barato. La idea fue bien recibida en la Universidad y en las 20 empresas relacionadas con el mundo de la automoción que han colaborado en el proyecto. Sus profesores les han acunado mientras acababan de dar forma a la idea, así como la Universidad y la veintena de empresas que han subvencionado el proyecto.El resultado es un prototipo deportivo de dos plazas que parece sacado de una película futurista. Tiene 115 caballos de potencia y es capaz de alcanzar los 226 kilómetros a la hora. La carrocería es de fibra de vidrio y de aluminio y funciona con combustible vegetal, un tipo de combustible que todavía no se comercializa. El carácter ecológico del vehículo es una de las características que más han llamado la atención a los primeros visitantes. La emisión de contaminantes es nula.

Sin embargo, para sus tres creadores lo más importante es la relación entre peso y potencia que han conseguido. El motor del vehículo es un System Porsche de cuatro cilindros, el mismo motor de serie que la marca Seat utiliza en el modelo Ibiza. Uno de los retos era reducir el peso, pero sin perder de vista la rigidez que garantiza los mínimos de seguridad. Lo consiguieron con una estructura multitubular de acero, una carrocería de fibra de aluminio y un diseño muy estilizado.

El vehículo pesa 690. kilos. Tiene una importante capacidad de aceleración: alcanza los 100 kilómetros a la hora en seis segundos. Y lo más importante: funciona. Lo ha comprobado el. corredor profesional Salvador Canyelles.

Los tres ingenieros, acompañados por un compañero que a pesar de estar en segundo de carrera también ha participado en el proyecto, permanecieron ayer en una de las casetas del Salón del Automóvil, rodeados de las marcas más prestigiosas. Y es que su siguiente reto es comercializar el vehículo. Están estudiando producir una serie de 50 coches para venderlos. El precio de venta al público rozaría los cuatro millones de pesetas.

La capacidad del coche para funcionar con combustible vegetal ha resultado ser uno de sus principales atractivos, pero también es el principal obstáculo desde el punto de vista funcional. La gasolina vegetal no se comercializa en forma masiva y, por tanto, resulta muy cara. El vehículo también puede funcionar con combustible normal. Los hermanos Bartolomé Y Josep Maria Serra y Joan Carles Vives han invertido 7.000 horas de trabajo y el fruto tiene nombre propio: ARJ1 Mestral.

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