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La abuela del mundo ve por primera vez el mar

La brasileña María do Carmo cumple uno de sus sueños a los 124 años

En medio del silencio de sus noches de insomnio, en la senzala, la casa donde habitaban los esclavos en el siglo pasado, María do Carmo Jerónimo no se quejaba de su condición, dejaba viajar su mente joven, acariciando apenas tres sueños: convertirse en una mujer libre, conocer el mar y ver a Dios.María do Carmo pudo realizar su primer sueno muy joven aún, a los 17 años de edad, en 1888, cuando entró en vigencia en el Imperio de Brasil el decreto de abolición de la esclavitud, patrocinado por la princesa Iza bel. Desde entonces, convertida en mujer libre, a María do Carmo sólo le restaron dos suenos para mitigar la pobreza y acompañarla en sus noches de insomnio, pero jamás podría haber pensado que tendría que esperar 107 años para realizar el segundo. Fue precisamente esto lo que ocurrió en la playa de Copacabana el martes pasado, cuando la sobrecogedora majestad del mar se dibujó por primera vez en las gastadas retinas de la ex esclava.

El alcalde de Río de Janeiro, César Maia, se enteró de que los editores del Libro Guinness de los récords se disponían a incluir a María do Carmo como la mujer más vieja del mundo y decidió invitarla a visitar la ciudad para que pudiera realizar su segundo sueño.

Después de un viaje de seis horas, por carretera porque no le gusta el avión, desde la ciudad de Itajubá, María do Carmo arribó a la ciudad carioca en una UCT móvil y se hospedó en un lujoso hotel de Copacabana por cuenta del Ayuntamiento. El martes, el alcalde fue a buscarla al hotel y, cogidos de la mano, ambos recorrieron lentamente la arena hasta llegar a la orilla del mar. Se detuvieron varias veces para que María do Carmo recobrara el aliento" pero ella sólo consintió en sentarse una vez que sintió como el agua salada acariciaba por primera vez sus pies.

"Es muy grande, sube y baja y es todo salado", comentó la ex esclava, de apenas 1,34 metros de estatura, cuando se llevó a la boca una mano mojada con el agua del mar. Luego añadió que era como una "gigantesca inundación".

Al conocer la historia, uno de los bañistas de Copacabana que presenciaba la escena le preguntó el secreto de la longevidad. "Rezar",respondió María do Carmo, quien agregó que todos los días bebe un vaso de vino y se come un plato de feijoada, el típico guiso de frijoles de los brasileños.

Soltera y sin hijos, hasta hace tres meses solía caminar tres kilómetros por día para ir a misa, pero últimamente decidió. abandonar este ejercicio. María do Carmo no usa gafas y recuerda haber ido al médico una sola vez en sus 124 años de vida. Acaso sea ése el secreto de su longevidad. Poco antes de la visita a la playa, la salud de la ex esclava sorprendió a un grupo de médicos norteamericanos enviados por los editores del Guinness, que la examinaron para verificar su edad.

Después de la playa, María do Carmo fue llevada al monte Corcovado, donde conoció la gigantesca estatua de Cristo, que domina el paisaje carioca. También visitó un asilo de ancianos, entre el aplauso caluroso de sus 400 residentes, el más viejo de los cuales tenía 42 años menos que ella.

Al despedirse antes de retornar a Itajubál donde vive desde hace 101 años, alguien le preguntó sobre su tercer deseo. "Ahora sólo me falta ver a I)ios", comentó. "Pero no tengo prisa", se apresuró a aclarar.

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