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GENTE

AL FINAL DEL CAMINO

La familia ha caminado 480 kilómetros bajo la nieve, la lluvia y el viento. Luis Castro, de 39 años; su mujer, Alicia Borda, de 29, y sus dos hijas, Elena y Hanny, de dos y cuatro años, abandonaron Gijón hace 36 días (ver Gente del pasado 20 de abril) con destino al palacio de La Moncloa, en lo que denominan la ruta de la esperanza. Su objetivo es entrevistarse con el presidente del Gobierno, Felipe González, para pedirle un puesto de trabajo. Luis es mecánico industrial de precisión. Lleva tres años en paro: "Los empresarios no me contratan porque pierden la subvención estatal que recibirían si yo fuera menor de 25 años o mayor de 45". Los Castro perdieron en enero el subsidio de ayuda familiar con el que subsistían; "ahora sólo nos quedan as 30.000 pesetas que mi madre nos cede de su pensión", lamenta Luis, quien asegura: "Soy capaz de arreglar desde un coche hasta una máquina de fotos". Ayer durmieron en una tienda de campana en Guadarrama, localidad de la sierra de Madrid que dista unos 45 -kilómetros de su objetivo. La familia se despierta a las ocho de la mañana y camina hasta el mediodía, momento en el que paran una hora para comer y descansar. Después continúan viaje hasta que el cansancio les vence a la caída del sol. "Ese es el momento más duro. Hay que buscar un buen sitio para poder pasar la noche, para que las niñas no pasen frío", narraba el padre, quien señala que han pernoctado en pajares, ermitas, polideportivos abandonados y a la intemperie. La dureza de su peregrinaje ha sido contrarrestada por el apoyo popular que han recibido durante la marcha: "Si no fuera por la gente no habríamos llegado hasta aquí; además de dinero y mucho ánimo, nos han abierto las puertas de sus casas para que las niñas durmieran bajo techo, sobre todo en pueblos de León, Asturias y Madrid". Cargan un equipaje de 90 kilos de peso, por el que Luis ha tenido que doblar su esfuerzo: "Tuve que subir dos veces los puertos de Pajares y Los Leones, porque no podía subir el carrito de las niñas y mi mochila (de 30 kilos de peso, que tema que dejar al comienzo de la asbensión y bajar de nuevo a buscar) a la vez. Con 16.000 pesetas en el bolsillo, les restan 40 kilómetros hasta su destino, el palacio de La Moncloa, donde acamparán hasta que González les escuche. "Le preguntaré al presidente por que hay dinero para tantas cosas inútiles y no para los parados, que somos los que más lo necesitamos", afirma Luis, para añadir que "éste puede ser un viaje sin retorno para nosotros, ya que si tenemos que morir de hambre, nos da lo mismo hacerlo en Asturias que en Madrid"-

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