Aire fresco
Ya desde hace tiempo se veía llegar. Este Madrid tenía fecha de caducidad, y sólo faltaba colocársela. Parecía que podía ponersela la Liga Europea, objetivo prioritario del Madrid de Sabonis y Obradovic, punto de mira de un proyecto que bastaba para España pero que hasta el pasado mes de abril había sido defectuoso en Europa. El Madrid triunfó en Zaragoza, pero dándole el valor que tiene, que es mucho, no ha logrado hacer sobrevivir a un equipo con demasiadas fisuras y demasiado falto de talento para tratarse de un Madrid.Durante estas tres últimas temporadas, los blancos han logrado dos ligas ACD, una Copa y un máximo entorchado continental. Sufuciente y objetivamente satisfactorio bagaje si no se diese una cruda realidad. A pesar de los trofeos, su trayectoria se ha visto empañada con una duda metafísica. O se trataba de una plantilla muy mal aprovechada, o peor aún, estábamos ante una de las más limitadas de su historia. Sea lo que fuese, esta plantilla no tendrá. más oportunidades de defenderse a estas acusaciones.
El futuro, hasta hace unas fechas, era bicéfalo. La continuidad de Sabonis condicionaba muchas de las decisiones posteriores. Con Sabonis en el Madrid, podría valer con unos cuantos parches. El lituano, como ha demostrado, es capaz de hacer campeón de Europa a un conjunto defectuoso en muchas de las facetas del juego, como la dirección en cancha o el juego exterior. Por no entrar en aspectos psicológicos.
El paso del tiempo ha llevado a la casi confirmación de la marcha de Sabas a tierras lejanas, donde le espera dinero y culminación de su excelsa carrera deportiva (aunque dicho sea de paso, pueda suponer un sufrimiento, quien sabe si excesivo, para unos pies muy castigados).Con Sabonis fuera del equipo, la reestructuración no puede quedarse en unos cuantos arreglos superficiales. El equipo directivo del Madrid se enfrenta a la construcción de una plantilla prácticamente nueva. Algunos de sus actuales jugadores se encuentran en la parte descendente de su carrera, los últimos fichajes no han sido los refuerzos esperados y otros, a pesar de las innumerables oportunidades que han gozado, no han sido capaces de demostrar la valía que siempre ha de suponerse a un jugador del Real Madrid.
Unicamente Santos tiene las suficientes papeletas para poder vivir tranquilo en estos agitados días. ¿Y Obradovic?. El técnico ha cumplido con el principal encargo que le hizo Mariano Jaquotot, aunque su capacidad para sacar el máximo rendimiento al equipo esté sembrada de dudas.
En un mercado baloncestístico tan limitado, y con un presupuesto a la baja, la tarea es ardua, pero inevitable ya que la línea de no retorno quedó sobrepasada ampliamente en Barcelona. No hay vuelta de hoja, y es justa penitencia por haber dejado marchitarse a un equipo que lleva mucho tiempo pidiendo a gritos aire fresco.
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