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Fuerte subida de la peseta, la deuda y la bolsa, que alcanzan los máximos desde la devaluación

Victoria Carvajal

Los mercados están reaccionando eufóricos ante la perspectiva de un crecimiento sostenido y sin inflación, en el que tanto han insistido las autoridades monetarias en estos meses de inestabilidad cambiaria y que sólo ahora confirman los datos. El aterrizaje de la economía estadounidense y el lento despertar del consumo en Europa están relajando los tipos de interés a largo plazo en ambos continentes. España se está beneficiado espectacularmente de este cambio de sentimiento. La peseta ha ganado casi un 3% en diez días y ayer cotizó a 87,35 unidades por marco, el máximo desde su devaluación en marzo. La deuda ha reducido su diferencial con Alemania hasta el mínimo del año, 4,39 puntos.

Los propios operadores y analistas de los mercados decían ayer estar sorprendidos de las fuertes subidas que está registrando la deuda, la peseta y la Bolsa españolas. "¿Quién los ha visto y quién los ve?", bromeaba uno de ellos. Los países que por inestabilidad política o presupuestaria -o por ambas cosas, como España- habían quedado fuera de juego vuelven a atraer a los fondos de inversión. La digestión de la crisis de México, la recuperación más lenta de lo esperado del consumo, la mayor estabilidad de sus monedas y la elevada rentabilidad que ofrece su deuda han ayudado a que regrese el dinero. La victoria del conservador Jacques Chirac a la presidencia de Francia supuso ayer el empujón definitivo.España, junto a Italia, ha sido el mercado que más se ha recuperado en los últimos, días. La peseta se ha estabilizado por encima de su cotización previa a la devaluación de marzo. Ayer cotizó a 87,35 unidades por marco al cierre frente a las 88,70 del día anterior y las 90 de hace una semana. La bolsa volvió a alcanzar el máximo del año -299,40 puntos (+0,68%)- con una negociación también récord -50.000 millones de pesetas-, informa Rafael Vidal.

Los precios de la deuda también alcanzaron su cota más alta desde enero. La rentabilidad del bono a 10 años bajó hasta el 11,27%, reduciendo el diferencial con el bono equivalente alemán -que refleja la prima de riesgo que debe pagar España para atraer el ahorro extranjero- hasta 439 puntos básicos (en marzo llegó a estar por encima de 530).

Este "salvaje cambio de expectativas en los mercados", como señala César Cantalapiedra, de Analistas Financieros Internacionales, responde al convencimiento de los mercados "con datos y no con palabras" de que se inicia una etapa de crecimiento sin inflación. Un dato definitivo ha sido el súbito aumento del paro en este país: en abril saltó del 5,5% al 5,8%. La caída del 1% en las ventas al por mayor en marzo, publicada ayer, apunta en el mismo sentido: la economía estadounidense ha aterrizado y los precios se mantendrán moderados.

Algunos hablan incluso de un recorte de los tipos de interés, "pero son excesivamente optimistas", opina Cantalapiedra. El mercado de bonos norteamericano, además de Wall Street, ha sido el principal beneficiado de este panorama sin inflación, que ayuda a garantizar el valor de las inversiones en renta fija. La debilidad del dólar, que se ha estabilizado en 1,37 marcos y 83 yenes, no ha frenado el optimismo.

La deuda estadounidense ha arrastrado en su subida a las europeas, donde también se ha relajado la preocupación inflacionista. De una parte, Alemania crece a una tasa del 3% con una inflación del 2,3%. La apreciación del marco frente al dólar (un 13% en lo que va de año) y parte de sus socios comerciales europeos, que abarata las importaciones, ayuda a contener los precios. Un consejero del Bundesbank señaló ayer que aún hay margen para reducir de nuevo los intereses alemanes de aquí a a final de año. Holanda, cuya política monetaria mimetiza a la alemana, pudo anticiparse ayer a esta medida con un recorte de 0,10 puntos en sus tipos de intervención, que quedan en el 4,30%.

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