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Insólita goleada del Logroñés

El dúo balcánico parece estar buscando plaza en Primera y optó por procedimiento sumario y sentencia rápida. El Tenerife, entre demasiado sorprendido y excesivamente recreado en mirarse el ombligo de su preciosismo, encajó la primera goleada de un Logroñés que ya se había acostumbrado a que se las dieran todas en el casillero propio.El Tenerife mandaba, jugaba y hasta desperdiciaba un par de ocasiones claras, mostrando un excesivo aplatanamiento. En el otro bando, el otro balcánico rompía el partido en un par de jugadas. La primera, saliendo desde su falsa posición de lateral y recibiendo un pase largo en las mejores condiciones para marcar. Gudelj no sólo no perdonó, sino que repitió la acción a los tres minutos.

El fútbol tinerfeño puede antojarse sofisticación o desgana. Cualquiera que sea la sensación que transmitan, lo cierto es que soban la bola con elegancia, la acompañan con parsimonia y la desplazan con suavidad, sin renunciar por ello a golpearla con potencia. Se ve que a sus jugadores no les quema el balón en los pies, aunque se les puedan quemar los pies de tanto tocarlo.

Sin embargo, cuando más encogido estaba el rival, el exceso de parsimonia y querencia al juego de la defensa canaria dejó un balón en condiciones inmejorables para que Segura cerrara un primer tiempo de ensueño. Cuarenta y cinco minutos en los que el Logroñés puso la eficacia, el Tenerife la delicadeza con el cuero y el público la perplejidad.

Pero las delicadezas no son prácticas. Al Tenerife le favoreció la expulsión de Segura tras una impulsiva jugada y se dispuso entonces al asedio, pero el precioso gol de Latorre llegó tarde.

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