Los expertos piden una 'ley del mayor' para combatir los malos tratos

Al menos el 3% de los mayores de 65 años en España sufren malos tratos y estas vejaciones son más frecuentes en los hogares que en los centros de acogidas. Así lo aseguraron los especialistas que ayer participaron en Almería en la I Conferencia Nacional sobre el Anciano Maltratado donde pidieron la elaboración de una ley de protección al mayor que ampare los derechos de la tercera edad. Como primer paso hacia este objetivo, los participantes a la conferencia presentaron ayer un texto base llamado Manifiesto de Almería.

Según los especialistas, la impenetrabilidad familiar y el silencio que rodea las agresiones psicológicas a los ancianos constituyen las principales razones de que los datos recogidos en torno a este tipo de incidencias sean sólo un pequeño atisbo de una realidad más dramática y que experimenta un continuo aumento.

El incremento de esta casuística obedece, en opinión del médico internista Nicasio Marín, al rechazo a la vejez que impregna el tejido social como antítesis de su prototipo estético. "El viejismo o la gerontofobia, como factor cultural, no casan con los cánones de belleza", señala.

Marín, autor del único estudio publicado en España sobre malos tratos a mayores, cree que la actitud general esconde cierto cinismo: "Produce consternación e incomodidad saber que la mayoría de los casos se producen en el seno de la familia, pero hay que sacarlos a la luz". Su informe, que se circunscribía al ámbito hospitalario, reveló que el 8% de los ancianos internados estaba sometido a malos tratos.

Las conclusiones de los 40 expertos difundidas ayer inciden sobre tres pilares básicos: despertar la conciencia social, debatir una ley de atención al mayor y recuperar el sentido ético del trato humanitario hacia los ancianos, que no depende de la condición social. El victimizador, aseguró Nicolás Maturana, secretario de la Sociedad Andaluza de Geriatría y Gerontología, "no está condicionado por su nivel cultural ni por el sexo". Entre los destinatarios de su agresividad, por el contrario, abundan las ancianas y los mayores con discapacidades.