5.000 personas aceptan el reto de correr la distancia mítica de los 42,195 kilómetros
Madrid va a vivir mañana la maratonmanía. Sin llegar a las cifras de Nueva York o de Londres, donde corren más de 30.000 personas, pero sí con una cantidad importante que es récord de los últimos 15 años. Desde entonces se estableció un cupo' de participación para garantizar una correcta organización, y ésta es la primera vez que se alcanza; habrá 5.000 corredores. La apuesta por popularizar la carrera ha tenido tal acogida que 2.000 personas afrontarán por primera vez la mítica distancia de los 42,195 kilómetros. Hay un plazo de cinco horas para terminar el recorrido.
,Este año, el maratón se ha dirigido hacia aquellos corredores de menor nivel, que van a tener su primera experiencia o que van a tardar entre cuatro o cinco horas, tiempo que está prácticamente al alcance de cual quier persona físicamente apta que se haya entrenado en los dos últimos meses.Para llegar a la meta en menos de cinco horas basta con aplicar un ritmo de siete minutos el kilómetro, ritmo lentísimo, menos que trote incluso. Marcha de carrera puede considerarse cuando se recorre un kilómetro en cinco minutos, lo que llevaría un tiempo total de tres horas y media llegar a la meta, y de trote cuando se hace en seis, para lo que se invertiría poco más de cuatro horas en el recorrido.
Ir más despacio se hace realmente difícil, porque si se ha entrenado regularmente se ha adquirido una forma que permite ir más rápido y porque la euforia de la salida y del ambiente arrastra al corredor. Este ritmo ligeramente más rápido del previsto permite ir adquiriendo durante la primera parte de la prueba una sustancial ventaja, que es importante para cuando llegue el cansancio.
Ese margen de tiempo ganado al principio será el que permita llegar a la meta con el control abierto aunque los últimos kilómetros se recorran andando.
"Sensación orgásmica"
La motivación que permite des plazarse al corredor cuando la fatiga le invade no es otra que la de superar ese propio reto que se ha impuesto: ser capaz de correr los 42,195 kilómetros del maratón sin importarle el tiempo ni la clasificación. El éxtasis que se vive al cruzar la meta, calificado como "sensación orgásmica" por José María Odriozola, presidente de la Federación Española de Atletismo y habitual corredor de los maratones populares, es lo que hace repetir año tras año la experiencia.
"No se puede desaprovechar la oportunidad de correr por las calles de Madrid, puestas al servicio exclusivo del maratón", manifiesta Odriozola. "Todos los días soportando coches, bocinazos, humos, y una vez al año ese desagradable ambiente desaparece si vives la carrera desde dentro, disfrutando de un recorrido que pasa por las zonas más bonitas de la ciudad. Madrid, ese día, se transforma como lo hacen Nueva York o Londres".
La respuesta del público es clave para que el maratón de Madrid se acerque a los más famosos del mundo, en los que tres millones de personas salen a la calle para participar en el espectáculo.
"Las familias, los conocidos, los curiosos, las charangas, los ciudadanos que están concienciados de que esa mañana en la ciudad no se puede circular en coche, todos hacen del maratón algo grandioso en las ciudades en que la carrera forma parte del programa anual de grandes actividades", asegura Mauricio Blanco, presidente de Mapoma (Maratón Popular de Madrid). "Cada año quizá estemos más cerca de conseguirlo también en Madrid"."De momento", dice Blanco, "o ampliamos el próximo año la inscripción o abrimos una lista de espera. Este es el primer paso para hacer grande el maratón de Madrid, que tenga una buena acogida por parte de los corredores. Nuestra obligación es no defraudarles, para que se sientan cómodos y repitan en sucesivas ediciones. El maratoniano lúdico corre, al fin y al cabo, donde mejor ambiente encuentra".
La inmensa mayoría de los 5.000 participantes que han cubierto el cupo de inscripción son personas que no pueden ser catalogadas como atletas, pues sólo corren eventualmente para estar en buena condición física, no para ganar ninguna carrera. Aunque habrá un primero, la organización se va a volcar en los últimos, que son los que más ayuda precisan, incluso por parte del público. En Nueva York o en Londres, el apoyo de los espectadores a los corredores que cierran la prueba se manifiesta en constante ofrecimiento de bebidas e incluso alimentos, y en acompañarles corriendo junto a ellos parte del recorrido final.
La prueba comenzará a las 9.30 y se celebrará haga el tiempo que haga. Desde que se organizó por primera vez, en 1978, ha habido de todo: tormentas, lluvia constante, calor de 25 grados a la llegada, frío de 0 grados a la salida, viento, etcétera.
No suelen inscribirse grandes atletas -pese a que llegó a ofrecerse en años pasados un millón de pesetas al ganador-, porque el perfil y la altitud de Madrid no permiten conseguir buenas marcas, que es lo que persigue el maratoniano de élite.
El récord de la prueba está en 2.12.19, tiempo establecido por el tanzano John Burra en 1991. Desde que en 1988 llegara primero a la meta García Tineo, no gana un atleta español en esta singular y agradecida prueba de resistencia física.
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