LOS ACADÉMICOS
Son cuatro juristas cuya dedicación fundamental ha sido la cátedra universitaria o la investigación jurídica desde el ámbito académico. Entre ellos, se encuentra el nuevo presidente del Constitucional, cargo que, en los 15 primeros años del alto tribunal, siempre desempeñó un catedrático.Álvaro Rodríguez Bereijo. Gallego de Cedeira (La Coruña), de 57 años, es catedrático y director del departamento de Derecho Financiero y Tributario de la Universidad Autónoma de Madrid, de cuya facultad de Derecho fue decano entre 1978 y 1982. Ha estudiado intensamente la jurisprudencia del Tribunal Constitucional, en especial en materia fiscal y tributaria. Su cualificación como experto en materia financiera y presupuestaria, reconocido a nivel internacional, le llevó en 1986 al Tribunal de Cuentas, elegido por el Senado a propuesta socialista, igual que para su incorporación al Constitucional, que abandonará en 1998.
Julio Diego González Campos. Sevillano de Alcalá de Guadaira, de 63 años, es catedrático de Derecho Internacional Privado. Ha publicado estudios monográficos y otras obras referidas tanto a la vertiente privada como a la pública y comunitaria del derecho internacional. Fue decano de la Facultad de Derecho durante dos años y de 1982 a 1984 rector de la Universidad Autónoma de Madrid. Ha representado al Gobierno español en diversos foros internacionales. Elegido a propuesta del PSOE, le corresponde abandonar el tribunal en el 2001.
Pedro Cruz Villalón. Sevillano de 48 años, es desde 1986 catedrático de Derecho Constitucional de la Facultad de Derecho de la Universidad de Sevilla, en la que, con anterioridad, fue vicedecano de investigación. Letrado del Tribunal Constitucional y jefe de su servicio de biblioteca y documentación de 1986 a 1987, fue propuesto por el PSOE y su mandato concluirá en el 2001.
Carlos Vivar Pi-Sunyer. Catalán de Terrasa (Barcelona), de 45 años, es catedrático de Derecho Constitucional de la Universidad Pompeu Fabra, de Barcelona, de cuya Facultad de Derecho ha sido decano. Discípulo de José Antonio González Casanova, a su vez alumno de Manuel Jiménez de Parga, coincide ahora con el maestro de su maestro en el alto tribunal, al que accedió a propuesta de PSOE y CiU y que abandonará el 2001.
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