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Científicos y filósofos abogan por la razón frente a lo religioso y lo paranormal

La Asociación de Humanismo Racional quiere recuperar la tradición librepensadora

Las democracias occidentales son sociedades pluralistas en las que el estado nacional es independiente, teóricamente laico y garantiza unos derechos fundamentales, pero la razón sigue sin imperar, afirmaron esta semana en Madrid científicos y filósofos que abogan por una sociedad racional basada en el conocimiento y la ética. A las pruebas se remitieron: la permanencia de los dogmas religiosos, el auge de las creencias paranormales, la irracionalidad del sistema financiero y la corrupción política son algunas. Sus armas: el escepticismo, la tolerancia y sobre todo la ciencia.

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"Todo tiene expIicación científica"

"Estamos comprometidos con la razón", afirma Paul Kurtz, vicepresidente de la Unión Humanista y Etica Internacional. "Mi definición del humanismo es que es la filosofía de la ciencia, que a su vez es la ilustración de la razón y el instrumento más poderoso que tenemos. ¿Cómo vamos si no a resolver los problemas de la humanidad?", se pregunta.Kurtz piensa que se puede vivir de forma ética, con la ética naturalista básica, sin necesidad de religión: "La ética se basa en la experiencia humana y debe ser enseñada en la escuela, junto con el pensamiento crítico, del que la ciencia es un ejemplo. La mejor garantía de la democracia es que todo el mundo esté capacitado para pensar por sí mismo".

Negar lo absoluto

Para el astrónomo y matemático Sir Hermann Bondi (Viena, 1919), la moralidad es anterior a la religión y el humanismo tiene entre sus logros su influencia sobre el catolicismo: Paul Kurtz, en Madrid. "Lo que llamamos ahora moral cristiana es una selección de principios a los que se han quitado ' los inaceptables para el humanismo, como la quema en la hoguera, por ejemplo". Rechaza Bondi totalmente la revelación, en la que se basan las religiones, como "una abominación inhumana, inmoral por absolutista y arrogante". "No soy ateo", afirmó, "soy antirrevelación. Niego que haya algo absoluto; la incertidumbre y la imprecisión son inevitables en lo humano".Sobre este principio de discusión perpetua se basa la ciencia, y lo más preocupante, en opinión de este prestigioso cosmólogo, es que los ciudadanos no lo entiendan así y consideren la ciencia como algo milagroso o absoluto. "Progresamos porque no estamos de acuerdo entre nosotros. La única regla común es la observación experimental, y eso permite que exista una cultura científica universal, a pesar, de las diferencias en religión o ideología. La ciencia moderna", recuerda, "fue posible porque se liberó de la revelación de lo absoluto".

"Si yo estuviera en el Gobierno español", agrega por su parte Kurtz, "pondría mucho dinero en la educación científica, no en el conocimiento en sí, sino en enseñar a pensar. La ciencia es una forma creativa de indagar, e incluye la duda y el escepticismo. Su enseñanza debe ser la prioridad número uno, porque no sobrevivirá ninguna economía si se retrasa' respecto a la tecnología científica."

Los líderes de la internacional humanista, que cuenta con unos cinco millones de socios en todo el mundo arroparon con su presencia a los promotores -el forense César Navarro y los filósofos Alberto Hidalgo y Jesús Puertas- de la Asociación Española de Humanismo Racional, que pretende recuperar la tradición librepensadora española, renovando el espíritu laico de la Ilustración y restableciendo la conexión entre la ciencia y la filosofía. Pero las jornadas celebradas en el Ateneo de Madrid, bajo el título El humanismo racional ante el nuevo milenio, demostraron escasísimo poder de convocatoria, a lo que no ayudaron la falta de traducción simultánea y la ausencia a ultima hora del filósofo Mario Bunge, miembro de la unión.

"El humanismo racional es un movimiento cultural que busca una orientación de la vida fuera de las religiones" señala Puertas, catedrático de instituto en Zaragoza. "Hay muchos tipos de humanismo", recuerda Hidalgo, profesor de universidad en Oviedo. "Entre ellos el teológico, que subordina el hombre a Dios; el trascendental, en sentido contrario; y el racional, que propugnan, que requiere los servicios de la ciencia". "Vamos", añade Hidalgo, "hacia una sociedad transestatal en la que entidades transnacionales ejercen un control efectivo sobre la toma de decisiones de los Estados; sucedió con el catolicismo y el islam y sucede ahora con las multinacionales y los lobbies de todo tipo. Queremos que la opción laica e ilustrada tenga presencia en este mundo".

El problema, según Hidalgo, es que "los dogmas irracionales se amparan ahora bajo el paraguas de la tolerancia y la comprensión que propugnó el laicismo". Navarro, por su parte, recuerda que la tolerancia es una praxis pero nunca la confusión del pensamiento: "Respecto a los principios no puede haber pactos".

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