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Los secuestradores del joyero seguían pidiendo el rescate tras descuartizarle

Andrés Crespo, de 45 años, estaba ya descuartizado y enterrado cuando sus asesinos continuaban telefoneando para pedir un millón de dólares (122 millones de pesetas) a cambio de devolverle sano y salvo. Su cuerpo fue hallado ayer, despedazado, en tres bolsas, cerca de la carretera de Guadarrama a Cercedilla. La policía llegó hasta el lugar después de haber de tenido a los dos presuntos autores del asesinato, una pareja argentina, propietaria de una charcutería, que vivía en El Soto de la Moraleja (Alcobendas).El móvil del crimen no ha quedado claro todavía, tal vez por las acciones ilógicas en que incurrieron los autores. Si querían obtener el dinero, no acertaron al asesinarle enseguida, por que no pudieron responder con pruebas a las peticiones de la familia de que demostrasen que seguía vivo. Y si se trataba de un ajuiste de cuentas, actuaron con gran candidez, puesto que el acento argentino de José Roberto Morales -que telefoneó 11 veces a la familia- redujo la lista de sospechosos. Además, cometieron el error de ir en taxi al lugar donde enterraron los restos. Ese hecho resultó fundamental para hallar el cadáver y cerrar las pruebas de la acusación.

PÁGINAS 4 y 5

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