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Entrevista:DESAFÍO TERRORISTA A LA DEMOCRACIA

Aznar: "He visto las garras de la muerte asesina"

"O se está con los que ponen bombas o con los que no las ponen. No hay término medio""A algunos les he dicho ¿qué, parece que hoy ya me veis con carisma, no?"

Se siente como Errol Flynn después de un abordaje en el que ha sobrevivido a los cañonazos y sólo tiene un rasguño en la camisa. Un rasguño que le realza, que le granjea simpatías y que, muy probablemente, le va a aportar más votos. Ayer vivió una jornada que discurrió en ese tono de película. José María Aznar, de 42 años, "vuelto a nacer" tras el fallido intento de la banda terrorista ETA para asesinarle, fue recibido ayer por el Rey, compareció en las principales emisoras de radio e hizo declaraciones en varios canales de televisión. Pero bajo la euforia subyacía una indignación contenida. Dice que no quiere quejarse de la protección que presta el Ministerio del Interior al Partido Popular, aun que deja constancia de que, si quisiera, "podría decir muchas cosas". Sentado en el comedor de su casa, vestido con traje gris y camisaclara, esta vez sin rayas, trata de mostrar aplomo. Sobre todo aplomo, aliviado. con algo de humor.

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El cruce

El impacto del atentado, la percepción cercana de la muerte no le han llevado a replantear ningún aspecto de su vida. Sus comentarios, sus respuestas no dejan el menor resquicio por el que se pueda traslucir una huella que no sea la que él quiere dejar. Parece tan blindado como el coche cuyo blindaje le salvó.Pregunta. Ha habido algún dibujante, como Peridis, que le ha representado en brazos del ángel de la guarda, salvándole del atentado. ¿Siente que tiene un ángel de la guarda?

Respuesta. Yo creo que se ha quedado corto Peridis, porque debió intervenir toda la corte celestial, encabezando la manifestación san Gabriel y san Rafael.

P. Su mujer, Ana, suele decir de usted que es un hombre de suerte. ¿Lo es?

R. Siempre me han dicho que tenía buena estrella. Pero también el trabajo hace mucho. Y yo realizo un trabajo muy disciplinado, y muy duro. Por tanto, hay de todo.

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P. ¿Cómo va a festejar el haber vuelto a nacer?

R. Ya lo he festejado.

P. ¿De qué modo?

R. Trabajando. Cumpliendo con mi obligación.

P. ¿No ha pensado en hacer mañana algo especial...?

R. No.

P. Lo que quizá sí haya hecho es reunir a la familia, y hablar.

R. Estuvimos juntos en la noche del jueves. Y, luego, hablé aparte con mi hijo mayor, José María (17 años).

P. De hombre a hombre.

R. Sí. Lo que le he dicho es que esto que ha pasado podía pasar, puede volver a pasar, y que tiene que estar preparado para ello. Y que sepa que su padre tiene una tarea que hacer por este país y que esa tarea quizá se interrumpa, pero lo importante es que la tarea continúe.

P. Y, ¿se le saltaron las lágrimas?

R. No. Porque incluso en esos momentos hay que mantener el sentido del humor. Ayer por la mañana, me acompañó al coche, le dio los buenos días al conductor y a los escoltas, y al despedirse les dijo: "Oye, cuidado con las bombas". Ja, ja. Y yo dije: "Este está hecho de buena pasta". Ja, ja. Y... también he hablado con mi hija Ana, de 14 años. Y al pequeño -Alonso , que tiene 7 años- le he. dicho que la herida que yo tenía me la han curado en el hospital. Y que si en otro momento ve que tengo otra herida que no se preocupe.

P. Al pequeño le han evitado quizá que vea las imágenes del atentado.

R. Sí, lo hemos evitado. A los otros no, al contrario. Yo he querido. que las vean. Y las vimos juntos en el hospital.

P. ¿Cuál fue su reacción?

R. Las vieron sin inmutarse ni hacer el mínimo comentario.

P. ¿Y el encuentro con su mujer, en la clínica Ruber?

R. Yo estaba metido en la máquina de resonancias, que es una máquina terrible. Yo no abría los ojos para no sentir el roce de la superficie en los párpados. En algunas zonas, el ruido que hacía era como de metralleta. Yo les dije a los médicos por el micrófono: acabo de salir de un atentado y me metéis en una máquina con una metralleta., Je, je. A los 20 minutos me sacaron, y me dijeron "le quieren saludar". Yo escuché la voz de Ana, y me cogió la mano. Y le dije: "Estoy vivo, aunque me están torturando". Je, je.

P. Pasada la explosión y la sensación de aturdimiento.

R. No, no. Nunca estuve aturdido. En ningún momento. Es más, los médicos se enfadaron conmigo porque entré en la clínica con una tensión y unas pulsaciones insultantes.

P. Insultantes, de buenas.

R. De buenas. Tenía de tensión máxima 11, y unas pulsaciones absolutamente normales. Hasta el punto de que me dijeron que había que repetir la pruebas.

P. ¿No ha sentido ningún dolor? ¿No siente ahora ninguna molestia?

R. En absoluto. Simplemente tengo todavía algo de pelo chamuscado. Pero en ningún momento he sentido dolor.

P. ¿No le han recetado ninguna medicina?

R. No. Sólo que esté tranquilo. Eso, ya les he dicho, me lo ponen ustedes por escrito y a ser posible en verso, porque no pienso cumplirlo.

P. ¿Lo suyo es sangre fría o autocontrol?

R. Las dos cosas.

P. Siendo fuerte esto que ha pasado, ¿ha pensado que lo verdaderamente duro será lo que tendrá que pasar cuando ETA mate a alguien siendo usted presidente del Gobierno?

R. Sé que si soy presidente del Gobierno harán todo lo posible por dejar esa tarjeta de visita en cuanto puedan. Lo sé muy bien.

P. Usted ya conocía la indignación que produce un atentado, pero quizá ha compartido ahora la frustración que produce en quien gobierna, que no puede reaccionar con la inmediatez y contundencia que desearía. ¿Es así?

R. Sí.

P. Y ¿eso puede influir en el tono de sus críticas a la política antiterrorista?

R. Yo nunca me he permitido ninguna agresividad en el juicio político a la lucha antiterrorista, lo que no quiere decir que yo no piense que se pueden hacer otras cosas, o que se pueden hacer mejor. Pero yo no quieto hacer ningún reproche.

P. ¿Tiene motivos para hacerlo?

R. Podría decir muchas cosas. Especialmente de algunas circunstancias que se han producido en los últimos meses. Pero no las voy a decir.

P. ¿Es cierto que el ministro del Interior, 24 horas antes del atentado, dijo a Martín Villa y Mayor Oreja que no se había detectado ningún riesgo inminente de atentado contra el PP?

R. A mí eso me parece lo menos importante.

P. Pero, ¿fue así?

R. Sí es así.

P. ¿Había pedido el PP protección policial para Ana Botella y no se le ha puesto?

R. Sí. [Dice un sí seco, pero con una mirada que destella indignación.]

P. ¿La volverá a pedir ahora?

R. Yo le he encargado al secretario general del PP que se ocupe de todo lo relativo a la seguridad, y que no me dé más información que la que crea necesaria.

P. ¿Interior le había advertido antes de algún otro intento de atentado de ETA contra usted?

R. Nunca.

P. ¿Echó de menos la visita de Felipe González en la clínica?

R. Le agradezco mucho sus llamadas.

P. La pregunta era si echó de menos su visita.

R. Y yo le digo que he agradecido sus llamadas.

P. El atentado ¿le ha hecho recapacitar sobre su propósito de no vivir en La Moncloa?

R. En absoluto. Eso sería pensar que vivir en La Moncloa es una especie de salvoconducto.

P. Quizá es una garantía de seguridad para evitar riesgos como los que ha sufrido, y por eso Suárez, Calvo Sotelo y GonPasa a la página siguiente

Aznar: "He visto las garras de la muerte asesina"

Viene de la página anteriorzález accedieron a las recomendaciones para vivir allí, ¿no?

R. A mí a lo que me lleva es a otras cuestiones: que a 300 metros de la casa del líder de la oposición pueda cometerse este acto..., pues puede dar lugar a muchos comentarios por parte de mucha gente, que desde el punto de vista público yo renuncio a comentar.

P. ¿No cree que, a veces, por diferenciarse del Gobierno y de cosas que lo simbolizan ustedes incurren en propuestas que resultan, con el paso del tiempo, una ligereza?

R. Si hay una posibilidad de que a mí me resuelvan el problema de la seguridad siguiendo en mi casa, yo seguiré viviendo en mi casa.

P. Juan María Atutxa [consejero vasco de Interior], tras detener la Ertzaintza al comando que había intentado matarle, estaba seguro de que ETA intentaría de nuevo acabar con él. ¿Usted piensa lo mismo?

R. Si lo han intentado una vez, ¿por qué no van a intentarlo la segunda? Sobre todo teniendo en cuenta que en la primera han fracasado.

P. Quizá hoy el mayor riesgo está en que ETA trate de atentar contra alguien menos relevante que usted en el PP, pero también con menos protección, ¿no?

R. Si tuviera ese temor, en ningún caso lo diría. Lo que importa es que todo el mundo sepa las responsabilidades que tiene en este momento. Pero no tengo ningún temor, y deseo que nadie en el partido tenga temor.

P. Eso no quita para que ustedes aumenten la seguridad.

R. Lo que nosotros podemos hacer ya está hecho. De lo que no estoy nada seguro es de que lo que puedan hacer otras personas esté hecho.

P. ¿Quiere decir que no todo lo que puede hacer el Gobierno está hecho?

R. Que lo que tengan que hacer otras personas esté hecho.

P. ¿Ha conseguido ETA exactamente lo contrario de lo que pretendía: en vez de aniquilarle, granjearle más simpatías y muchos más votos?

R. Me he sentido muy querido en estos días. Ya hace mucho tiempo nosotros hicimos el análisis de qué ETA podía perseguir un objetivo de quiebra de la normalidad democrática en lo que afecta a la alternancia. Y contábamos con eso. Bueno..., es posible que al fracasar en su objetivo hayan provocado exactamente lo contrario.

P. Usted, hacia el exterior, ha minimizado políticamente el atentado. Internamente, ¿le ha hecho recapacitar sobre algún aspecto de su vida? ¿Le ha llevado a algún replanteamiento?

R. No.

P. ¿Qué sensación ha sentido que no hubiera vivido antes?

R. Ver tan cerca el rostro, las garras de la muerte asesina, no de la muerte natural, sino de la muerte que viene a buscarte.

P. Y ¿ha descubierto, ha notado el miedo a morir?

R. No. No lo interprete como una expresión de heroicidad o de desprecio al miedo, sino de no haber perdido la consciencia. Fui consciente en todo momento.

P. Cuando usted iba en el coche, ¿qué sintió?

R. Un estruendo seco, una formidable explosión. Yo iba leyendo el periódico y me desplazó en el asiento la explosión. Pregunté a Estanis [el conductor] qué había pasado y me dijo que creía que había sido una bomba. Sólo hubo un momento en que sentí preocupación: cuando salimos del coche y pensé que podía estallar otra bomba, y no teníamos donde refugiarnos porque el coche había quedado desgarrado.

P. Ese riesgo de que hubiera otra bomba, ¿se lo advirtieron los escoltas?

R. No. Lo pensé yo. A los policías les pedí que guardaran las armas.

P. El presidente del Gobierno ha echado de menos actuaciones judiciales para que sean colocados ante los tribunales quienes hacen apología del terrorismo e inducen a la realización de atentados. ¿Comparte esa reflexión?

R. Primero hay que ver si hay una legislación que permita actuar a los fiscales y los jueces, y si es así, por qué no se hace. Si eso no existe, hay que ver cómo "Se puede plantear. Lo que no puede ser es que el Pacto de Ajuria Enea sirva para reunirse, casi como un gesto ritual, cuando hay un atentado. No puede servir para que unos den siempre el pésame a otros. No puede servir para eso.

P. ¿Qué echa usted de menos?

R. Cuando en un bando se ponen bombas y en el otro bando no, no hay término medio. O se está con los que ponen las bombas, o con los que no las ponen. No hay término medio. Todo lo que sea ambigüedad, hay que despejarla. Cuanto más crezca el terreno de la ambigüedad, tanto más favorable para el que pone bombas. Por tanto, hay que deslindar a unos de otros. Ese es el sentido que tiene el Pacto de Ajuria Enea. Que haya una línea y que nadie esté con un pie a cada lado de la línea.

P. ¿Cree usted que el PNV está con un pie en cada lado?

R. El PNV es un partido democrático de muy larga tradición. Pero a mí me gustaría que la opinión pública lo percibiese claramente a este lado de la línea, a nuestro lado de la línea.

P. Luego, echa en falta eso en el PNV.

R. No es que yo lo eche de menos, es que la opinión pública lo echa de menos.

P. ¿Ha hablado con Arzalluz [presidente del PNVI después del atentado?

R. No. He tenido tiempo para hablar con muy pocas personas.

P. El juez García Castellón le ha ofrecido la posibilidad de personarse en las diligencias que instruye por el atentado. ¿Va a hacer uso de ese ofrecimiento?

R. Necesito media hora para reunirme con tres o cuatro personas, y haré lo que me sugieran. Haré lo que sea mejor.

P. Usted ha mostrado hace poco un programa. Ahora. le falta...

R. ¿Me falta algo todavía?

P. Bueno, parece que usted le dijo en la clínica a Leopoldo Calvo Sotelo: "Con esto ya he pasado todas las pruebas", aunque quizá prevaleció en usted en ese momento la euforia vital...

R. No fui yo quien dijo eso a Leopoldo Calvo Sotelo, sino él quien me lo dijo a mí.

P. Entonces, no se siente usted como si hubiera pasado todas las pruebas.

R. Me gustaría que me dijesen qué pruebas me faltan por pasar.

P. Hay algunas incógnitas que le faltan por despejar. Por ejemplo, en quién piensa usted para ocupar puestos clave en. su Gobierno. ¿Tiene usted hoy claro quien sena su ministro del Interior?

R. Lo tengo perfectamente claro.

P. ¿Está en la ejecutiva de su partido?

R. Sí.

P. ¿Se apellida Álvarez Cascos?

R. Eso ya no lo digo. Ja, ja. No hay que anunciar las cosas a las personas antes de tiempo.

P. ¿Tiene igual de claro a quién nombraría ministro de Economía?

R. Sí.

P. ¿Está también en la ejecutiva del PP?

R. Sí.

P. ¿Rodrigo Rato?

R. [Silencio. Aznar quiere evitar que la conversación siga por este derrotero y se atrinchera tras el puro que acaba de encender. Es como si. mostrararon humor, que con la boca ocupada está excusado de pronunciar palabra].

P. Usted era antes un hombre sin carisma. Pero desde que ha sobrevivido al atentado parece que le tratan como si de repente lo hubiera adquirido, ¿no?

R. Me traía sin cuidado antes y ahora. Estoy blindado frente a eso. Pero es verdad que cuando llegué ayer a La Zarzuela y salieron a saludarme efusivamente Fernando Almansa y Rafael Spottorno [responsables de la Casa del Rey], les dije: ¿Qué, parece que hoy ya me veis con carisma, no?". Ja, ja, ja.

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