"El policía le salvó, en parte, la vida", dice el padre del niño accidentado
, Alicia y José no quieren ni acordarse del pasado día 11, en el que recorrieron con su hijo de dos años tres centros sanitarios en la zona de Arturo Soria sin encontrar a ningún médico que reanimase al niño, ya inconsciente después de caer a la piscina de sus abuelos (véase EL PAÍS de ayer). Ambos tienen muy claro que sin la ayuda que les prestaron un policía nacional fuera de servicio y un cuñado de éste, que vieron su desesperación y los montaron en su coche, su hijo habría fallecido ese mismo día. "El policía salvó, en parte, la vida de mi hijo", decía ayer José.El estado del niño, sin embargo, es muy grave, según informaron ayer partes hospitalarios. Ayer se cumplieron 10 días de su ingreso en la Unidad de Cuidados Intensivos (UCI) del hospital La Paz. El accidente ocurrió sobre las dos de la tarde del pasado 11 de abril. José llegó al chalé de sus suegros, en la calle Matías Turrón, cerca de la calle de Arturo Soria, donde le esperaba su mujer con sus tres hijos y los abuelos. José echó en falta a su hijo menor y, tras buscarlo, lo encontró flotando boca abajo en la piscina.
Alicia y José sacaron al niño en brazos y salieron corriendo a la calle para pedir auxilio. El policía y su cuñado, que pasaban por allí, pararon su coche y les llevaron al centro sanitario más cercano. Ahí comenzó la segunda parte del desastre: las puertas del lugar estaban cerradas. Después no fue mejor, y se perdieron minutos preciosos para la vida del niño. En los otros dos centros sanitarios a los que acudieron no había "personal facultativo", sólo un enfermero y un auxiliar administrativo, según consta en la denuncia que puso después el agente en la comisaría de Ventas.
Investigación
La impotencia era tal que en el tercer centro sanitario los propios empleados llamaron a una UVI móvil, cuyos médicos reanimaron las constantes vitales del crío. De ahí lo llevaron a La Paz. El subdirector de atención primaria del Insalud Provincial, Félix Miaja, aseguró ayer que el organismo ha abierto una investigación sobre los hechos ocurridos.
El próximo 28 de abril, el niño cumplirá dos años y medio. Su abuela paterna recordaba ayer la fecha con una mezcla de pena y ternura. Sabe que la vida del niño corre serio peligro. Ella, que vive en Santander, ayudó a la crianza del niño en sus primeros meses de vida. "Es un crío que llamaba la atención por la calle, y no lo digo por pasión de abuela", decía ayer. Son una familia unida.
Además de la abuela, ayer se agolpaban a las puertas de la UCI los padres, ambos funcionarios, varios tíos y la abuela. materna, propietaria del chalé donde ocurrió el accidente.
El matrimonio, que no piensa poner ninguna denuncia por la falta de facultativos en los centros sanitarios donde acudieron, tiene otro hijo de 13 años y una niña de seis.
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