Aznar: "Considero este atentado gajes del oficio"
El líder del PP, "con más ánimo que nunca", afirma que "la violencia no tendrá la última palabra"
José María Aznar decidió ayer aplicar el aforismo de que no hay mayor desprecio que no hacer aprecio. Así que guardó las grandes palabras, esbozó una sonrisa y tildó el atentado de ETA de "gajes del oficio". Se sentía tan bien que cuando unas estudiantes de enfermería le visitaron en la clínica Ruber les ofreció apadrinar su promoción a final de curso. Quería transmitir absoluta normalidad, porque probablemente eso es lo que más frustración puede producir a los terroristas. Aunque les advirtió: "La violencia no va a tener en España nunca la última palabra. Los terroristas tenían interés en matar la esperanza. Pero no lo han conseguido y no lo van a conseguir por mucho que lo intenten". Lo dijo con la sangre fría que se le atribuye, y de la que se enorgulleció.
El líder del PP salió a las 10.10 a la puerta de la clínica en mangas de camisa, con un jersey sobre los hombros, acompañado de Ana Botella. El análisis de sangre y el electrocardiograma habían corroborado que se encontraba perfectamente. La noche anterior ni siquiera quiso perderse por televisión la semifinal de la Liga de Campeones entre el Milan y el Paris Saint Germain, (2-0).Aznar fue aplaudido al salir y vitoreado por 300 personas ail llegar a la sede del PP. La plana mayor, encabezada por Francisco Álvarez Cascos y Mariano Rajoy, salió a recibirle en la calle. Los vítores de "¡presidente!" y el saludo de todo el personal agolpado en un pasillo pusieron emoción al recibimiento.
"Estas cosas nunca se las espera uno, en frío, pero tenía asumido que podía ocurrir, que intentaran matar la esperanza y acabar con las posibilidades democráticas del país por una temporada". Vestido con una de sus típicas camisas de rayas azules, con un aspecto saludable más propio de quien ha vuelto de vacaciones que de quien acaba e sufrir un atentado, y con una herida tan leve en la mandíbula que podría ser un corte en el afeitado, Aznar trataba de probar una normalidad que sin duda ha de frustrar a quienes intentaron matarle. Una frustración que, según Aznar, pagó la tumba de Gregorio Ordóñez con la profanación "vil y miserable" que hicieron en ella los simpatizantes de ETA la noche del miércoles.
Ese atentado, que a Aznar le indignó más que el sufrido por él, le hizo cambiar el tono y, en una rueda de prensa, enviar un mensaje político sobre el terrorismo. "No va a triunfar, y va a fracasar. Lo digo desde la más profunda convicción, firmeza y confianza en que la aplicación de la ley va a ser absolutamente invencible frente a todas las dificultades que nos quieran presentar. Ayer me tocó a mí, otro día le puede tocar a otros. Pero yo seguiré, en todo caso, trabajando por que dejen de pasar estas cosas. Merece la pena el esfuerzo de seguir luchando por la libertad, la tolerancia, la concordia. Por un país mejor".
"En todo caso y circunstancia", agregó, "la violencia no va a tener en España la última palabra. Hagan lo que hagan los terroristas, la respuesta es la misma: estoy ¡convencido! de que la última palabra la dirá el rigor, la ley, la firmeza, la entereza, la victoria de todos los españoles sobre ese grupo terrorista y quienes lo apoyan".
Para conseguir ese objetivo, Aznar pidió que nadie tire la toalla. "España es una gran nación a la que cualquiera no pone en jaque. Y esos cualquieras, miserables de terroristas, no van a poner en jaque a la gran nación que formamos los españoles".
A un mes de las elecciones, afirmó sentirse "con más ánimo que nunca" para afrontar el trabajo "extraordinariamente ilusionante" que tiene por delante. Hoy será recibido por el Rey.
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