El monopolio estatal ruso de exportación de armas, acusado de fraude masivo
Rosvooruzhenie, el monopolio estatal encargado de vender en el extranjero y que se subordina directamente al presidente Borís Yeltsin, ha sido acusado de encubrir entradas por más de 137.000 millones de rublos -unos 3.500 millones de pesetas al cambio de hoy, pero mucho más si se tiene en cuenta que el rublo se devalúa cada dia-; de realizar operaciones ilegales con divisas por más de 11.000 millones de pesetas-, y de utilizar los fondos estatales para fines diferentes a los declarados al momento de recibirlos.
, Pero lo más importante es que esta firma y otras dependientes del Ministerio de Defensa han puesto en peligro los nuevos diseños de armas y han tratado de vender armamento a países con los que el Gobierno ha prohibido comerciar.La fiscalía rusa ha incoado proceso a Rosvooruzhenie por dos delitos: evasión de impuestos en grandes cantidades (artículo 162/2 del Código Penal) y contratos ilegales con divisas (162/7), pero no lo ha hecho por el que para muchos observadores es el delito principal, a saber, el haber causado un gran daño al país al contribuir a la fuga de nuevas ideas en el campo militar.
Pruebas en el extranjero
En efecto, la inspección realizada por el representante del presidente, el general y ex ministro de Defensa de la antigua URSS Yevgueni Sháposhnikov, demostró que los modelos de novisimas armas, "aún antes de que comience su producción en serie" son regalados, a menudo, por funcionarios rusos a miembros de delegaciones extranjeras, y esos modelos, después, "fácilmente pueden utilizarse para crear en otros países la producción de armas análogas". Además, las empresas militares rusas realizan las pruebas de la nueva técnica en el extranjero, lo que "conduce a la fuga de las elaboraciones científicas rusas". Esto, naturalmente, atenta contra la seguridad nacional.
La inspección realizada por el equipo de Sháposlinikov demostró también que "no ha habido una mejora en la esfera de la colaboración técnico-militar y que el volumen de laséxportaciones de producción militar continúa disminuyendo".
Por si esto fuera poco, se descubrió que las estructuras comerciales que se dedican a exportar las armas rusas pagan altas comisiones -hasta el 20% de la suma del contrato- a mediadores extranjeros. Estas comisiones no se sacan de las ganancias de los comerciantes de armas, sino de los fondos en divisas de las empresas productoras. Según los cálculos, anualmente se pagan unos 4.500 millones de pesetas en comisiones, sin que la mayoría de los contratos se cumplan, después, en los plazos previstos.
Por último, se ha establecido que Rússkoye Oruzhie (Armamento Ruso), firma dependiente del Ministerio de Defensa, tuvo conversaciones para desarrollar la cooperación técnico-militar con Pakistán, aunque este país se encuentra en la lista, aprobada por el Gobierno, de naciones con las que está prohibida la colaboración militar.
Rosvooruzhenie fue creada en. 1993, uniendo una, serie de empresas, con el fin de reforzar el control de las exportaciones e importaciones de armas y, paralelamente, aplicar una única política estatal en esta esfera. Pero los resultados de la inspección, que comenzó en septiembre del año pasado, condujeron, ya a fines de año, al cese del teniente general Víktor Samóilov, jefe de Rosvooruzhenie y hombre de Vladímir Shumeiko, actual presidente del Consejo de la Federación, la cámara alta del Parlamento ruso. De esta situación se aprovechó el poderoso jefe de la Guardia de Yeltsin, general Alexandr Korzhakov, quien se encuentra en el centro de los todos los últimos escándalos políticos. Según los observadores, detrás del nuevo director de Rosvooruzhenie, coronel Alexandr Kotelkin, se encuentra precisamente Korzhakov.
Tu suscripción se está usando en otro dispositivo
¿Quieres añadir otro usuario a tu suscripción?
Si continúas leyendo en este dispositivo, no se podrá leer en el otro.
FlechaTu suscripción se está usando en otro dispositivo y solo puedes acceder a EL PAÍS desde un dispositivo a la vez.
Si quieres compartir tu cuenta, cambia tu suscripción a la modalidad Premium, así podrás añadir otro usuario. Cada uno accederá con su propia cuenta de email, lo que os permitirá personalizar vuestra experiencia en EL PAÍS.
En el caso de no saber quién está usando tu cuenta, te recomendamos cambiar tu contraseña aquí.
Si decides continuar compartiendo tu cuenta, este mensaje se mostrará en tu dispositivo y en el de la otra persona que está usando tu cuenta de forma indefinida, afectando a tu experiencia de lectura. Puedes consultar aquí los términos y condiciones de la suscripción digital.