Burundi necesita ayuda

En el consenso, informado internacional, Burundi es el próximo gran desastre mundial. Este vecino y duplicado étnico del Estado víctima del año pasado, Ruanda, se enfrenta a una matanza similar a manos de su mayoría hutu y su minoría tutsi. ( .. )En otro momento puede que tales perspectivas hubieran desencadenado la alarma y alguna forma de intervención útil. Una pequeña misión diplomática de las Naciones Unidas trabaja ahora en Burundi, y hay que decir en honor del embajador de Estados Unidos, Robert Krüger, que se está haciendo impopular por la publicidad que da a los asesinatos que se cometen. Sin embargo, no hay ni energía ni orden detrás de estos esfuerzos desiguales. En Estados Unidos no ha habido un debate sobre Burundi digno de tal nombre. Lo común es dar por sentado, tras los enfrentamientos en Ruanda y Somalia, que Burundi representa una crisis humanitaria, no un acontecimiento geopolítico cuyo resultado tenga interés en configurar Estados Unidos.

A cada nueva erupción étnica, el grito de "¡nunca jamás!" -nunca más otro genocidio sin réplica- es más débil. Bill Clinton afirmó, después de la intervención en Somalia, que las Naciones Unidas debían "aprender a decir no". ( ... ) No obstante, aunque Estados Unidos tiene que actuar con prudencia en estas reiteradas crisis, debería agotar todas las posibilidades de que las Naciones Unidas -¿qué queda si no?- llenen el vacío.

16 de abril.