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La policía ha investigado a 1.000 sospechosos e inspeccionado cinco pisos por Anabel Segura

El secuestro de Anabel Segura cumplió ayer dos años. Un tiempo durante el que la policía ha investigado a más de 1.000 sospechosos, reventado al menos cinco pisos y desechado cientos de pistas. Sin éxito. Nada se sabe en estos momentos del paradero de la joven estudiante de La Moraleja, a quien ayer recordaron casi un millar de personas en la plaza Mayor de Alcobendas (84.000 habitantes). "Anabel, te echamos de menos", fue el lema.

Los investigadores reconocen que carecen de pistas que conduzcan directamente a Anabel Segura. Entre los pocos datos que se dan por seguros figura el que el secuestro tuvo un móvil económico y que no fue planeado. Un parco resultado, como reconocen los agentes de la Brigada Provincial de Policía Judicial de Madrid, que no les impide, sin embargo, albergar esperanzas en un secuestro que se ha convertio en el más largo de la historia de España.De la investigación desarrollada durante estos dos años se deduce que el cabecilla del secuestro es ajeno al mundo del hampa y que al exigir el rescate -150 millones de pesetas- efectuó más de una llamada a la familia desde fuera de la provincia de Madrid.

Por su forma de hablar, que ha sido atentamente estudiada a partir de las grabaciones de sus conversaciones con la familia, los agentes consideran que se trata de un hombre maduro, pero de escasa cultura, acostumbrado a tratar, desde la su misión jerárquica, con personas con más conocimientos, de las que recoge palabras que le son ajenas. Esto explicaría sus expresiones incorrectas y fuera de contexto. Por ejemplo: "Todo esto llegará a buen cauce", "Anabel estará dentro de poco en el regocijo de sus padres", "Comprendo que la fa milia esté exhaustada (sic)" .

Justo sucede lo contrario cuando emplea términos más vulgares, momentos en los que se percibe una mayor soltura en su conversación -"Esta persona sabe menos que los pimientos colorados"-

También destacan los investigadores el uso que hace del vocablo ejecutar y su capacidad de mando y de comunicación en público cuando conversa con personas a las que considera iguales -como los policías-. Un comportamiento bien distinto al que muestra cuando se enfrenta a interlocutores cultural y socialmente superiores -como el portavoz familiar y ex presidente de la Junta de Andalucía, Rafael Escuredo-, ante los que se vislumbra una cierta reverencia -a Escuredo le llama "don Rafael"-.

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Estos factores, unidos a su peculiar voz, llevan a los policías a considerar que la difusión de las conversaciones -por medio del teléfono gratuito 900 21 10 65- puede proporcionar una pista fiable. En este sentido, los agentes mostraron su malestar por la información publicada ayer en El Mundo que afirmaba que los investigadores del secuestro de Anabel centraban sus sospechas en un ex guardia civil y en un empresario alemán. Los agentes consideran que la noticia, que fue desmentida por la Jefatura Superior de Policía de Madrid, lejos de ayudar al esclarecimiento del caso, sólo aporta nuevas dificultades, ya que distorsiona el reconocimiento de las voces al expandir un falso perfil del secuestrador. "Además, Anabel sigue viva", insistieron ayer los policías. Una esperanza que se vivió en todo su extensión en la plaza Mayor de Alcobendas, donde se reunieron casi un millar de personas para exigir la liberación de la joven. En sus solapas lucían lazos amarillos.

Solidaridad con la familia

Manuela Núñez, portavoz de la Comisión Pro Liberación de Anabel, comenzó la disertación exponiendo los dos objetivos que perseguía la concentración: rechazar el largo secuestro y mostrar la solidaridad con la familia Segura.

Teresa Robledo, prima de Anabel Segura, en representación de la familia, agradeció el apoyo de los vecinos de Alcobendas. Robledo aseguró que lo que más les preocupa es saber qué trato recibe Anabel y en qué condiciones se encuentra.

"Te espera toda una vida que merece la pena vivir, a pesar de todo. Te espera tu familia, a la que también privaron de libertad aquel 12 de abril de 1993", dijo la prima de la secuestrada.

En la plaza Mayor de Alcobendas podían verse ayer caras anónimas y otras más conocidas, como la del portavoz del PP en el Congreso, Rodrigo Rato, vecino de La Moraleja; el director de la Agencia de Medio Ambiente de la Comunidad de Madrid, Arturo González Aizpiri; el alcalde de Alcobendas, José Caballero, y el presentador de televisión Paco Lobatón. Todos quisieron acompañar a la familia.

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