"Pido a Ruiz Gallardón que me deje defender la Ley de Capitalidad en la Asamblea"
MadridEs el segundo del alcalde el "fontanero", como él prefiere decir. Luis María Huete, de 65 años, entró en el Ayuntamiento de Madrid durante la dictadura, en 1974, de la mano del tercio sindical: representaba en la Corporación a los empresarios de banca. Luego fue alcalde 103 días de un año difícil (sustituyó a José Luis Álvarez, que dimitió para presentarse, por UCD, a las primeras elecciones municipales), y también diputado autonómico cuando Madrid aún no tenía himno ni bandera. Ahora quiere dejar la vida municipal "por la puerta grande" y le tienta el patriarcal sillón de presidente de la Asamblea de Madrid (cargo para el que ha comprado más papeletas Juan Van Halen). Dejará en la plaza de la Villa un libro sobre los tenientes de alcalde (El teniente de alcalde. Historia y legislación) que él ha coordinado. Se lo ha dedicado a Gregorio Ordóñez, teniente de alcalde de San Sebastián, asesinado por ETA el 23 de enero.
Pregunta. ¿Cómo le surgió la idea de escribir este libro?
Respuesta. La idea se me ocurre en 1978, cuando José Luis Álvarez [alcalde] me invita a ser primer teniente de alcalde. Me entró curiosidad por saber qué pasaba con esta figura, de la que había muy pocos antecedentes históricos. Terminando esta legislatura, aunque había investigado antes, se reunió un buen equipo de funcionarios del Ayuntamiento y entre todos decidimos ponernos a trabajar. Hemos reunido un primer trabajo de investigación que recoge lo que se ha publicado en diversos sitios, pero en un tomo. Y ya en plan de curiosidades tenemos que destacar que 22 tenientes de alcalde han llegado a ser alcaldes de Madrid, o que en 1902 coinciden como tenientes de alcalde -entonces eran de cada distrito- un Adolfo Suárez y un Felipe González, una curiosidad toponímica [sic] pero simpática.
P. El primer teniente de alcalde tiene una labor de fontanería municipal.
R. Yo me he permitido hacer un pequeño decálogo para mis sucesores: el primer teniente de alcalde debe tener madera de árbitro; tiene que ser una persona muy discreta y dispuesta a estar relegada a un segundo plano. También debe ser el macero mayor del Ayuntamiento, el vigilante de la buena imagen de institución.
P. De modo que el primer teniente de alcalde está condenado a estar en la sombra.
R. En un equipo de un solo color el primer teniente de alcalde pasa a ese segundo plano (de fontanero mayor del reino. Los que tienen responsabilidades directas son los que tienen mayor protagonismo. Y el primer teniente de alcalde siempre es una persona más de dentro de la casa, de la cual dependen todos los servicios internos, la asesoría jurídica, el servicio contencioso.
P. Pero, si no goza los grandes éxitos, tampoco se llevará grandes. palos o reprimendas.
R. Cuando hay un palo suelto, te suelen dar el tortazo, pero se soporta encantado porque alguien tiene que dar la cara. Lógicamente tiene un menor protagonismo también en lo malo.
P. Este libro, ¿es ya su despedida del Ayuntamiento?
R. Salvo error u omisión, porque en política todo es posible, ésta es mi segunda y última etapa municipal.
P. En 1974 no había elecciones democráticas. ¿Cómo llegó usted a ser concejal?
R. Yo entonces era secretario general del Banco de Crédito a la Construcción, que tenía una representación sindical [se trataba de los antiguos sindicatos verticales] a través del grupo de empresarios. Hubo un acuerdo entre la banca grande y la local y me eligieron a mí. Representaba a los empresarios de banca, un poco de rebote, porque yo no había tenido actividad política.
P. ¿Hay mucha diferencia entre el Ayuntamiento de 1974 y el de ahora?
R. Pues sí, porque son épocas totalmente distintas; en esos años se empieza a vivir la pretransición, y entonces, lógicamente, empezábamos a vivir las reivindicaciones sindicales. Yo fui concejal de Personal en aquella é oca, mantuve diálogos con todos los sindicatos. Quizás por haber sido demasiado atrevido para aquella época, me mandaron a Abastos. Y después, cuando llega en 1978 José Luis Álvarez, me nombra primer teniente de alcalde. Después de ser alcalde durante 103 días volví a mi vida profesional.
P. Usted ya estuvo en la Asamblea en su primera legislatura. Ahora puede regresar a ella como presidente.
R. Vuelvo a repetir que en política todo es posible, y en principio salvo error u omisión yo quiero estar ahí. Yo lo único que le pido a Alberto Ruiz Gallardón es que me deje defender en la Asamblea la Ley de Capitalidad, ya que me ha tocado desde el punto de vista municipal ser la cabeza técnica del proyecto.
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