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La gente necesita mirarse

"Para una ciudad es muy importante crear espacios donde la gente se mire y se sienta mirada, facilitar los encuentros sociales para que sus habitantes se sientan parte de una sociedad, para que puedan flirtear, ver como se comportan los demás, ver que hay gente distinta a uno mismo. El simple hecho de estar sentado en la calle mirando a la gente en vez de quedarse en casa viendo la tele ya muestra que estás vivo, que formas parte de una sociedad, ya es un acto social".Reflexiones de este tipo hizo Jan Gehl, catedrático de Diseño Urbano de la Escuela de Arquitectura de Copenhague, en el congreso de ciudades libres de coches. "Si me preguntan qué es una gran ciudad diré que aquella en la que hay una gran actividad social; la que facilita los encuentros de generaciones, razas y grupos sociales. Esto es muy importante para la democracia y el ejercicio de la tolerancia". Individualismo

La reunión de expertos en urbanismo, celebrada en Granada, ha servido para que se hablara del sentido primigenio de la ciudad, su origen y filosofía progresista; pues así nacieron y crecieron frente a lo que suponía de cerrazón, intolerancia y conservadurismo el mundo rural. Significados que en las últimas décadas se han ido difuminando e incluso intercambiando. Los expertos coinciden en que la carencia de una planificación humana de las ciudades actuales está introduciendo peligrosos elementos de intransigencia e individualismo en la sociedad.

Lo dijo Klaus Tópfer, ministro alemán de Ordenación del Territorio y Vivienda, la semana pasada en Madrid, en otro congreso de urbes, el de ciudades saludables y ecológicas: "Los ciudadanos tienen que sentir relaciones de vecindad; si no, es un caldo de cultivo para que se desarrollen los radicalismos. Las ciudades deben ser capaces de integrar a la gente; que uno sienta que pertenece a un barrio, a una vecindad. Además, hay tipos de arquitecturas que crean violencia a quienes viven dentro. Una arquitectura hostil que crea violencia".

En Granada, Jim McCIuskey, arquitecto británico consultor de paisajes, aportó dos elementos más a ese concepto humanista de la ciudad: la estética y la memoria. "Los centros", señaló, "representan la historia de la ciudad, su memoria colectiva. Es importante conservarlos por eso; pero buscando la calidad y la estética en los espacios. Hay que crear espacios agradables, accesibles, con carácter y con vitalidad. Que el peatón tenga la impresión de que la calle es un espacio muy especial que ha sido cuidadosamente diseñado para disfrutarlo. No basta con cerrarlos al tráfico".

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