Tedio.

Casada la Infanta y convertidos todos los escándalos en fotos fijas judiciales, algo tendréis que hacer porque este tedio no hay quién lo aguante y no está Canadá por la labor de apresar un pesquero gallego todas las semanas. Desde el inicio del caso Juan Guerra hasta la comedia de enredo de Laos, no podemos quejarnos de los dioses menores productores de dossiers y espléndidos programadores de escándalos. Hay que asumir que España es una primera potencia cuando se trata de construir superespectáculos, fueran aquellas excelsas teatralizaciones de la modernidad que vivieron Sevilla y Barcelona en 1992, o sea, esta escalada del escándalo que nos ha dejado sin aliento en pos del más difícil todavía.Bien. ¿Y ahora qué? ¿Vamos a tener que consumir la ropa vieja de la olla Podrida? ¿Las sobras de las exclusivas y las superproducciones? ¿Y quién nos quita el mono de pasmo mañanero? ¿Qué va a ser de nosotros el día en que todo pasto morboso sepa a demasiado masticado? Mal consuelo es que si tenemos paciencia seremos premiados cuando se produzcan los juicios consecuencia de lo que fueron escándalos. Cuando lleguen los juicios sonarán a eco de lo que fueron voces, a cosas demasiado conocidas y ya sancionadas por nuestra propia opinión.

Comprendo que puede ser muy duro lo que voy a decir, pero yo, del PSOE y del PP, es decir, las dos formaciones políticas que tienen expectativas de máximo poder, más que dedicarme a preparar un programa asumible empeñaría mis mejores esfuerzos en preparar las corrupciones que serán escándalos futuros y espesa melaza sobre las tostadas de los desayunos. Porque por lo que parece todos los corruptos espectaculares ya están muy vistos y o se renueva el elenco o esta democraciase hunde.