El regate
Rayo Vallecano
Le cuesta tanto o más perder la pelota ante un rival que entregársela a un compañero. Onésimo Sánchez jamás soltará el balón hasta realizar el número de regates previstos. Poco importa que no encuentre más contrarios a los que burlar o que tenga la portería sólo a un metro. Se vuelve hacia atrás y empieza de nuevo. Luego, suelta en alto un "¡joé, que bueno soy!" y se queda tranquilo: disfruta más doblando a un adversario que con un gol.Siempre tuvo el cartel de promesa, pero no ha pasado de ahí. Dicen que por ser demasiado engreído. Por eso, quizá, ha poblado de regates la Segunda.
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