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RADIOGRAFIA DE UNA CATEGORIA DE BARRO

Un escaparate menor

Joseba Elola

¿Qué hará el Leganés? ¿En qué posición se encuentra el Palamós? ¿Osasuna no estaba en Primera? El aficionado se rasca la cabeza mientras hace su quiniela. A medida que enfila el tramo fi nal de la apuesta futbolera, se va topando con una serie de equipos desconocidos de los que, observa preocupado, dependen sus próximas vacaciones en el Caribe. Y es que la Segunda División sigue siendo una categoría menospreciada, una competición que vive, a distancia, la renovada, pasión futbolera que afecta a la división de honor. Los espectadores de todos los campos de Segunda reunidos un domingo no llegarían a llenar el Bernabeu (107.000), aunque colgarían el no hay entradas en el Sánchez PizJuán (61.000 espectadores). Pero la Segunda es también la categoría de Sandro, Dani e Iván de la Peña, los talentos futuros. La de aquellos que en tres años pasan del Lleida a la titularidad indiscutible en el Real Madrid, caso de Amavisca. O la de José Mari, que en poco más de dos meses salto de El Sadar a París con la camisa azulgrana. De Pamplona a una cita copera en la que gloria europea del Barcelona estuvo en sus botas. Los técnicos coinciden en que hay un mayor interés por la Segunda. Ha mejorado la calidad. La asistencia de público se ha incrementado y la mejor media de la temporada se ha situado en 7.000 espectadores por campo, es decir, 70.000 en total. "No despierta tantas pasiones como la Primera", dice Paquito, entrenador del Rayo Vallecano, "pero cada vez hay más gente joven en los campos". El técnico del equipo de vallecas, uno de los favoritos para el ascenso, hace una propuesta: "Hay que abaratar las entradas porque ellos son el futuro del fútbol". Enrique Costas, entrenador del Barcelona B, se muestra menos optimista: "Es una categoría maldita a la que no se hace mucho caso", afirma. Costas es parte del nutrido grupo de técnicos que convienen en que la calidad del juego en segunda es limitada. "Futbolísticamente, es floja", sentencia. En las primeras 25 jornadas, en segunda se consiguieron un total. de 548 goles. En primera, 623, lo que supone un 13% más. Sergei Kresic, sin embargo, disiente. El entrenador del Mérida afirma que "cada vez llegan mejores jugadores a las categorías, inferiores con lo que cada vez hay más calidad". Técnicos y jugadores comentan que el estado de los terrenos de juego condiciona el nivel del juego. "Los campos hacen daño" dice Paquito. "Están pelados, tienen mala hierba y son tan estrethos que achicas espacios sin la presión de Menotti".El carácter leñero de la categoría siempre fue una seña de identidad. "El juego es un poco más brusco, hay más patadas", admite Serna, defensor del Mallorca y ex jugador del Barcelona, Deportivo y Sevilla. Marina, ex jugador del Atlético de Madrid, ahora en el Toledo, matiza: "No es muy leñera. Pero sí que hay jugadores que ya están de vuelta y tal vez sean más duros". A lo largo de 25 partidos, en segunda división se mostraron 1.226 tarjetas amarillas, 80 rojas y 57 rojas directas. En Primera, 1.063, 63 y 50, respectivamente.

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Reminiscencias del pasado

La Segunda sigue siendo el lugar de retiro de muchos ilustres veteranos: Urbano y Salguero, en el Mérida; Mino y Serna en el Mallorca... Marina, de 33 años, lo explica. "Si no quieres dejar el fútbol y deseas jugar sin las exigencias de primera, te queda la segunda". José Emilio Amavisca, que jugó dos temporadas en segunda -una con el Lleida y otra con el Valladolid-, tiene clara cuál debe ser la función de esta categoría: "Se debería orientar más a hacer jugadores. Hay demasiados veteranos". Esta temporada, 29 jugadores de segunda entraron en primera (exceptuados los ascendidos). Y 25 ex primeras pasaron a segunda.

Ángel Cappa, segundo de Valdano, confirma el interés de los entrenadores. "Antes se Jugaba al balonazo. Jugar en segunda era como ir a Vietnam. Pero ahora hay jugadores que observar".

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Sobre la firma

Joseba Elola
Es el responsable del suplemento 'Ideas', espacio de pensamiento, análisis y debate de EL PAÍS, desde 2018. Anteriormente, de 2015 a 2018, se centró, como redactor, en publicar historias sobre el impacto de las nuevas tecnologías en la sociedad, así como entrevistas y reportajes relacionados con temas culturales para 'Ideas' y 'El País Semanal'.

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