Entre el estadio y la página de sucesos

"Estoy en racha", confía el colega Inglés. "Esta temporada he cubierto la drogadicción de Paul Merson; la batalla legal contra la federación que condujo a la reinserción del Tottenham en la Copa; los delitos fiscales de Peter Shilton; la invasión del campo durante el encuentro entre el Chelsea y el Millwall; la agresión de Eric Cantona a un aficionado; el proceso a su compañero del Manchester United Paul Ince, por su papel en el mismo barullo; la destitución de George Graham. por el supuesto cobro ilegal de comisiones en los traspasos del Arsenal; el litigio entre el Leicester y el Aston Villa a raíz del robo del entrenador Brian Little por parte del segundo; los disturbios que forzaron la suspensión del partido de la selección inglesa en Dublín; los incidentes con los seguidores del Chelsea en Brujas; el positivo de Chris Armstrong del Crystal Palace por marihuana; la sentencia de tres meses al capitán del Chelsea, Dennis Wise, por agresión a un taxista; la agresión de Vinnie Jones, que intentó separar a un periodista y su nariz con un mordisco; la agresión a un árbitro en Blackburn; las detenciones de Grobbelaar, Segers y Fashanu por una supuesta aceptación de sobornos, y un respetable porcentaje de las 35 destituciones de entrenadores que se han producido desde agosto. ¡Ah! También he visto algunos partidos de fútbol".Es sólo uno de los muchos periodistas deportivos que han visto, extrafiados, cómo gran parte desus textos ya se d esvían hacia las páginas de sucesos.

Los que llevan lentillas de color rosa alegan que ha provocado una operación botas limpias que dejará reforzado el deporte. Dublín, sostienen, nos recuerda que los fuegos de la violencia no han sido apagados, sino controlados. La destitución de Graham, argumentan, sirve de escarmiento para los intermediarios y managers que participan en el descremado de operaciones de compraventa. Los que se drogan, dicen, serán detectados, y los que utilizan la violencia responderán ante la Justicia como cualquier soldado raso de la ciudadanía.

Pero sobre el terreno los ingleses no saben situarse. La pérdida de valores ha sido el concepto aplicado a los fracasos europeos del, Manchester United en la Liga de Campeones; del Blackburn, líder actual de la liga y fabricado a golpe de talonario, ante los semiprofesionales suecos del Trelleborg, y del Aston Villa, eliminado por los turcos del Trabzonspor.

Por eso, la última semana ha sido importante. El Arsenal y el Chelsea, junto con otros equipos londinenses, han sido los culpables del masivo desvío de plumas deportivas hacia papeles inusitados en los últimos tiempos. El Arsenal, afectado por el caso Merson y en pleno vacío producido por la despedida de Graham, era firme candidato a perder ante el Auxerre tras haber empatado a uno en casa. Viajó a Francia y ganó por 0-1.

El Chelsea, mareado por los incidentes en su campo y la condena de tres meses de cárcel impuesta a su capitán,Dennis Wise, parecía condenado tras perder en Bélgica ante el Brujas. Con un equipo improvisado, los azules marcaron dos goles tempran6s y se aplicaron en un fuerte cerrojo durante una hora ante la insistente presión belga.De repente, el fútbol inglés, que se resignaba, para. redondear la tempestuosa campaña, a una eliminación definitiva de las competiciones continentales, descubre que tiene dos equipos en las semifinales de la Recopa. Además, no son los conjuntos que fingen ser europeos, sino dos unidades sin figuras. Si están en las semifinales, se debe a los valores tradicionales del fútbol inglés, construidos sobre el trabajo, el sudor y la fuerza colectiva.