La rumba de Elena

"Quiero una fiesta privada, sin un sólo periodista y en la que pueda bailar una rumba sin que nadie me haga una foto" . Fue la petición que Elena de Borbón hizo a Leopoldo, conde de la Maza, conocido como Poli Maza en el mundo del toreo y el caballo. Toros y caballos cría el ganadero en Los Arenales, una finca de 2.500 hectáreas en Moron de la Frontera en la que hoy se celebrará la despedida de solteros tal y como quiere la novia. 300 jóvenes de la generación de la infanta, entre ellos los príncipes herederos de las dinastías de Noruega, Suecia, Holanda y Dinamarca, acompañarán a los contrayentes. Habrá música, y Elena podrá bailar rumbas y lo que quiera en su última noche de soltera.En Los Arenales, 24 horas antes de la fiesta, se ultiman los preparativos. Poli Maza va de un lado a otro en su todoterreno comunicándose por radio con los 40 empleados de la finca, estos días dedicados por entero a la organización de la despedida.

Fue hace un mes cuando la infanta habló con la familia De la Maza. "Me llamó mi hijo Leopoldo, que está en la Guardia del Rey y me dijo: 'Papá, la infanta -quiere hacer una fiesta con sus amigos en casa'. Para nosotros fue un honor que pensara en nuestra casa", cuenta el conde. "Doña Elena ha estado aquí en varias ocasiones y aquí dos cosas que la gustan: toros y caballos". Esta vez tendrá que dejarse en casa su afición a la hípica. No puede correr el riesgo de un percance de última hora.

Tres centenares de amigos acompañaran a la infanta Elena y a su prometido en su adiós a la soltería. "Aquí somos alérgicos a los periodistas. Al que saque una cámara le corto una mano", advierte jocoso Poli Maza a los que intenten burlar el cerco a su feudo de Morón. Todos los jóvenes invitados han sido informados de que están prohibidas las cámaras de fotos, las de vídeo y hasta los teléfonos móviles. Y si alguno se atreve a desobecer, el objetivo pirata detectado será requisado sea de quien sea. Los títulos de nobleza no eximirán del castigo.

La cita es a las cuatro. Hasta Los Arenales llegarán los invitados, casi todos ricos y casi todos en edad de merecer, no en vano de estas fiestas siempre se espera que salgan otros matrimonios. De hecho, Don Juan Carlos y Doña Sofía se conocieron en una boda. Pero para acceder a esta selección de solteros de oro hay que figurar en la restringida lista de invitados. La puerta estará cerrada a cal y canto a los curiosos.

Amenaza de lluvia

Ayer, a pocas horas del comienzo de la fiesta, aumentaba el trasiego y las pequeñas preocupaciones "El bárometro anuncia lluvia y temperaturas a la baja", se angustiaba María Victoria Ybarra, la señora de la casa. "Este aparato lo compramos en Nueva York hace poco y nunca falla". "Pues si llueve, que se mojen" respondía con toda tranquilidad el señor de la casa.

La fiesta será campera. Primero habrá una exhibición de acoso y derribo de reses bravas y Antonio Miura y Javier Buendía torearán un par de vacas. Luego saltarán al ruedo Fran Rivera Ordónez y Espartaco, los dos toreros jóvenes favoritos de la gente guapa. "Me han prometido que vendrán pero ya se sabe que con los toreros nunca hay que fiarse" dice Poli Maza, que pasea sus astados por las mejores plazas de España.

Poli Maza está, al igual que toda Sevilla, feliz porque la infanta haya elegido esta ciudad para casarse. "Yo soy de Madrid aunque llevo muchos años aquí y puedo decir que no hay otro sitio como éste para una boda". De lo que no está tan contento es del asedio de la prensa que se está viendo obligado a soportar. Todos quieren saber los detalles de la fiesta. "A mí la prensa del corazón no me ha interesado nunca. Lo mío es el campo, ahora que -si además de los toros y los caballos quieren que organice bodas... pues que vengan con dinero. Aquí todo se compra y se vende", dice con sorna el conde.

Habrá,barras de copas por toda la finca: cerca de la tribuna instalada para ver el acoso y derribo, a la puerta de la plaza y en la carpa instalada para la cena. Una UVI móvil con todo tipo de adelantos velará por los que se excedan. La cena al atardecer será sencilla y típica: paella y tapas. "A los extranjeros, y habrá muchos, les gustan estas cosas", argumenta el conde. La comida se preparará en la finca. Al servicio habitual de Los Arenales se unirán los cocineros de la Casa del Rey para que nada falte.

Tras la cena, cómo no, baile. Dos coros rocieros, Pepe El Trompeta y José Miguel Múñoz se encargarán de la música de la fiesta. Por supuesto, habrá rumba, y Elena podrá bailarla con Jaime.