Christopher rechaza con apoyo árabe los intentos de levantar las sanciones a Irak
Si quedaban todavía vestigios de la decantada solidaridad árabe, se esfumaron ayer con una declaración del Consejo de Cooperación del Golfo (CCG), que, a instancias de Estados Unidos, puso el último clavo en el ataúd de las esperanzas iraquíes de una mejor vida a corto plazo.. Fue el más visible triunfo de la misión -la octava- emprendida por el secretario de Estado norteamericano, Warren Christopher, en Oriente Próximo. Anoche se aprestaba a abandonar la Capital saudí con el apoyo árabe para bloquear intentos franceses, rusos y chinos de levantar las sanciones impuestas contra Irak tras la catastrófica, aventura en Kuwait de 1990.
Christopher reunió a líderes árabes del Golfo en el puerto saudi de Yeddah y, después de tres horas', consiguió cómodamente que le pidieran bloquear todo intento por aliviar la situación que, más que al régimen dictatorial de Sadam Husein, afecta a más de 18 millones de iraquíes. Los países del CCG son Arabia Saudí, Kuwait, Emiratos Árabes Unidos, Qatar, Omán, Bahrein; todos ellos exportadores de petróleo y, por tanto, potenciales competidores de Irak si se levantara el bloqueo.
La declaración de los seis miembros del CCG destacó "la firme posición" del Consejo de Seguridad de las Naciones Unidas, y Christopher resaltó la necesidad de mantener "un frente unido" frente a Irak. EICCG y Estados Unidos formularon una declaración conjunta, que difundieron por separado, en la que realizan un llamamiento para q ue la ONU "resista cualquier modificación del régimen de sanciones hasta que Irak cumpla todas sus obligaciones".
No hubo reacción inmediata de Bagdad, pero no cabe duda de que el régimen de Sadam debe haber desahuciado toda esperanza. de progreso en su solitaria campana por convencer al mundo de que ya se ha deshecho de su arsenal de armas de destrucción masiva, y que por ello resulta injusto seguir bloqueando sus exportaciones de petróleo.
Tras la reunión de Yeddah, en Bagdad se ha debido apagar la ilusión de un cambio de la posición internacional cuando se reúna hoy el Consejo de Seguridad para definir el mantenimiento de las sanciones. También debió resultar evidente la futilidad de una gestión de Bagdad, que en días pasados despachó a su ministro de Exteriores, Mohammad Said al Sahaf, a Qatar y Omán para presentar el caso de Irak.
Críticas en campo aliado
La decisión del CCG está destinada a inflamar las críticas del propio campo árabe, donde cada vez se hacen más sonoras las denuncias de que Estados Unidos y sus aliados pretenden ya no castigar a Sadam, sino "terminar de destruir Irak". Éstas están surgiendo incluso en países aliados de Washington, como Egipto. Hace pocos días, el diario semioficial cairota Al Ahram dijo que ya no es posible permitir que Irak siga siendo "rehén" de los designios norteamericanos. Quizá con más realismo, otros analistas árabes dicen que la culpa del sufrimiento del pueblo iraquí no sólo es de Washington.
En el diario Al Qus al Arabi, de Londres, Rafic Sukkari dice que los países del Golfo, capitaneados por Arabia, Saudí, así como Egipto y Siria, por su docilidad frente a las políticas de Washington, son igualmente responsables de "la tragedia del pueblo iraquí". "¿No resulta acaso una desgracia para el mundo árabe que países como Francia, Rusia y China sean los que demanden el levantamiento de la injusticia contra Irak, mientras Estados árabes y musulmanes están todavía tratando de comprar el apoyo de los miembros del Consejo de Seguridad a fin de mantener el bloqueo?", se preguntó.
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