Peñalver sale del túnel
S. S. Antonio Peñalver ha visto la luz al final del túnel. Dos años terribles han terminado. Se le veía radiante tras disputar el heptatlón: "Tengo la forma física y la ilusión de colocarme entre los mejores. Sólo me falta manejar las situaciones que provoca la competición. He perdido ese dominio que antes me ayudaba un 10% más en mis marcas. Pero todo marcha bien". No había conseguido una medalla, pero tampoco lo esperaba: "La competición en pista cubierta no se ajusta a mis condiciones". Había algo más importante que el puesto: Peñalver regresa a sus mejores marcas.
Confiesa que la medalla de plata en los Juegos de Barcelona le ofuscó. Se dejó invadir por la espuma del éxito, mientras que se quebraba su larga relación con Miguel Ángel Millán, el hombre que le había descubierto en el instituto de Alhama de Murcia y había dirigido al atleta hasta Barcelona 92. "Me encontré desubicado. Perdí el nervio para los entrenamientos. La preparación se retrasó y todo comenzó a torcerse", seña la Peñalver. La crisis se hizo de finitiva en abril de 1993. Sufrió cinco fracturas en uno de los dedos al romperse la pértiga en una prueba en pista cubierta. Cobró miedo a la pértiga, perdió una temporada entera y se vio metido en el pozo. El cambio ha sido progresivo. Primero se puso bajo el tutelaje del técnico José Luis Martínez y después comenzó una lenta, recuperación. En la última temporada combina su residencia en Alhama con sus viajes a Madrid para recibir las instrucciones de su entrenador. De alguna manera, el Mundial de Barcelona le servía para medir los indicadores. Después de dos años necesitaba situarse en la gran competición. Y el resultado ha sido excelente.
Tu suscripción se está usando en otro dispositivo
¿Quieres añadir otro usuario a tu suscripción?
Si continúas leyendo en este dispositivo, no se podrá leer en el otro.
FlechaTu suscripción se está usando en otro dispositivo y solo puedes acceder a EL PAÍS desde un dispositivo a la vez.
Si quieres compartir tu cuenta, cambia tu suscripción a la modalidad Premium, así podrás añadir otro usuario. Cada uno accederá con su propia cuenta de email, lo que os permitirá personalizar vuestra experiencia en EL PAÍS.
En el caso de no saber quién está usando tu cuenta, te recomendamos cambiar tu contraseña aquí.
Si decides continuar compartiendo tu cuenta, este mensaje se mostrará en tu dispositivo y en el de la otra persona que está usando tu cuenta de forma indefinida, afectando a tu experiencia de lectura. Puedes consultar aquí los términos y condiciones de la suscripción digital.