La autopsia revela que la mujer descubierta en pantano de Valmayor falleció sin violencia
María Teresa Laureiro Moreno, de 32 años, aún guarda el misterio de su muerte. La autopsia de su cadáver, descubierto el pasado 16 de octubre en las aguas del pantano de Valmayor, en Colmenarejo (2.909 habitantes), no ha hecho sino arrojar nuevas sombras sobre sus últimos momentos. El análisis forense, en contra de las primeras hipótesis policiales, establece que Laureiro no murió por causas violentas y que las erosiones que presentaba en el pubis y en la pierna izquierda no sólo no son mortales, sino que pudieron tener su origen en la acción de una alimaña.
Ante estos datos, la Policía Judicial de la Guardia Civil de la 112 Comandancia, con sede en Tres Cantos, ha puesto en cuarentena la tesis de un homicidio, aunque persiste en la búsqueda de quién arrojó el cuerpo, envuelto en una manta, a las aguas del pantano.El cadáver, al ser descubierto, llevaba tres días sin vida, los mismos que mediaron desde su desaparición hasta su hallazgo.
Los forenses madrileños consideran que durante ese tiempo permaneció un día en tierra y el resto sumergido en el agua.
La mujer, sin antecedentes, vivía en una pensión de la calle de Menéndez Pelayo, en el barrio de Retiro. Los investigadores de la Guardia Civil sostienen que la mujer, toxicómana, ejercía por las tardes la prostitución en la Casa de Campo, y por las noches, en la zona de Cuzco y de Capitán Haya. La familia de la víctima niega vehementemente esta imputación.
Los agentes, a raíz de las revelaciones forenses, barajan la posibilidad de que la mujer muriera víctima de una sobredosis de heroína y que el cliente asustado, decidiera deshacerse de cuerpo tirándolo al pantano con un lastre.
Las erosiones en el pubis, en un principio interpretadas como mutilaciones, se han erigido en otro de los misterios. La Guardia Civil, aunque no descarta su origen animal, sigue trabajando con la posibilidad de que sean fruto de una agresión. La autopsia, en este sentido, no ofrece una respuesta clara.
María Teresa vestía chándal, mallas y ropa interior cuando fue rescatada del pantano, el más extenso de la Comunidad. La cara mostraba una fuerte contusión. La nariz tenía el tabique roto. Estos signos hicieron pensar en una agresión como causa de la muerte.
El estudio anatómico, sin embargo, concluye que el golpe en el rostro no fue mortal. La fractura de tabique se debió a un accidente de juventud.
La noche antes de su desaparición, la mujer visitó a su madre y hermanas en Moratalaz. Sobre las once de la noche les dijo adiós. La familia no volvió a verla con vida.
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