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¡Eres un 'manolo'!.

Las muieres de Tres Cantos piden la abolición del término, 'maruja'

La Agrupación de Mujeres de Tres Cantos (27.000 habitantes) ha elaborado un manifiesto que pretende difundir y que ya ha enviado a la directora general de la Mujer, María Luisa Álvarez, y a la ministra de Asuntos Sociales, Cristina Alberdi, para que sean abolidos los términos despectivos marujas y marujear, referidos a las amas de casa y el comadreo. Propondrán a las mujeres que utilicen la palabra manolos para referirse a aquellos hombres que aún no han asumido la igualdad de sexos. Han declarado la guerra al término maruja y están dispuestas a llegar donde sea necesario para llamar la atención. Son las 200 socias que componen la Agrupación de Mujeres de Tres Cantos, una ciudad en la que ellas son mayoría, con el mayor número de licenciadas por metro cuadrado de España, pero también con más paradas que parados. Las mujeres en paro hacen las tareas domésticas mientras que los hombres en igual,situación "vigilan la buena labor de una asistenta", dice Carmen Vega, vicepresidenta del colectivo.Consideran vejatorio que tanto en ámbitos públicos como privados se las llame despectivamente marujas. Por ello han elaborado ese manifiesto, "para defender a una mayoría silenciosa, no molesta y no reivindicativa".

Son conscientes de que a finales de siglo son muchas las mujeres que trabajan igual o más que los hombres. Sin embargo, denuncian una situación que califican aún más denigrante cuando algunas mujeres que presumen de liberadas y progresistas se refieren a ellas como marujas.

Esta agrupación no sólo ha conseguido organizar cursos de idiomas, patronaje industrial, telares y pintura para todas aquellas que desean. acudir a su local en la zona del Sector Foresta, sino que además se facilitan atención letrada y psicológica entre ellas para paliar los efectos de lo que consideran un verdadero síndrome de Estocolmo. "No es necesario que una mujer esté atada y amordazada en un zulo para que se crea secuestrada", afirma la psicóloga María Dolores García. "Tampoco hay que estar secuestrada para padecer el síndrome de Estocolmo ", insisten convencidas sus amigas Carmen Vega y Mayte Bañuelos.

La psicóloga del colectivo, que ejerce desde hace cinco años en esta joven ciudad, afirma que el 45% de mujeres que han pasado por su consulta padecían problemas graves originados en el seno familiar por el síndrome de Estocolmo.

"Sus raptores han sido los miembros de su familia y el ámbito social en el que se mueven. Les resulta muy difícil salir de esta situación, pues su entorno no es gratificante en la mayoría de los casos; al contrario, es despectivo con. ellas", dice el manifiesto. "Hay que ser contundentes y gritar: nunca más la palabra maruja", afirma la abogada y presidenta Teresa Mena.

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