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El dueño de una empresa inmobiliaria, asesinado a golpes en su casa

Fermín Canales Puello, de 60 años, dueño de una empresa inmobiliaria, fue hallado muerto en la mañana de ayer por su esposa en el domicilio de ambos, situado en la calle de Quintana, en el distrito de Moncloa. El. cadáver presentaba numerosos golpes en la cabeza y erosiones en el cuello. El cuerpo se hallaba tendido en la cama, semiarropado por dos cojines. Según la policía, el cráneo estaba aplastado. En un primer reconocimiento, los médicos del Insalud descubrieron signos de asfixia. Llevaba muerto entre seis y doce horas.El empresario había nacido en Zaragoza, y hace varios años fundó una próspera empresa, Plásticos El Pilar, con una plantilla de 120 trabajadores, que vendió en 1994. Estaba casado y tenía tres hijas de su primer matrimonio. Según sus amigos, no sufría ni problemas personales ni económicos. "Que sepamos, no tenía enemigos", indicó uno de sus familiares. "Podría tener un patrimonio de dos mil o tres mil millones", añadió este conocido.

Según las investigaciones, el autor del crimen seguramente no pretendía robar: las dos cajas de seguridad estaban intactas. Tampoco nadie descolocó las joyas. Sin embargo, a la víctima le faltaba su reloj, y en su cartera no había dinero.

La esposa de Fermín Canales halló el cuerpo sin vida de su marido a las 11. 12, tras regresar a Madrid de un viaje de cuatro días. La mujer entró en la casa, donde el fallecido tenía un despacho de trabajo. Una vez allí, la esposa saludó a la secretaria de Canales. Esta había llegado a las 9.30, pero pensó que su jefe dormía en la habitación, y se puso a trabajar en la oficina. La esposa abrió la puerta y vio tumbado a su marido en la cama, tendido hacia arriba, con el torso oculto por dos pequeñas almohadas. Al aproximarse al cabecero vio sangre y se asustó. Luego, aterrada, descubrió que su marido estaba muerto.

PASA A LA

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La casa donde fue hallado el cadáver no presentaba signos de violencia

Fermín Canales vestía una camisa y un calzón corto cuando fue hallado en su casa. Tenía una corbata puesta. El nudo de la prenda no le apretaba. En el cuello tenía lesiones, según el parte facultativo.La mujer, al descubrir a su marido con la cabeza ensangrentada, no paró de gritar. Sus chillidos alertaron al portero de la finca y a los vecinos. El conserje y algunos inquilinos subieron enseguida. Comprobaron que Fermín-Canales yacía moribundo encima de la cama.

Una UVI móvil del servicio de urgencias del Insalud se trasladó hasta el domicilio. Según los médicos, el hombre llevaba muerto tres o cuatro horas. Hacia la una del mediodía el juez levantó el cadáver. Hoy se practicará la autopsia en el Instituto Anatómico Forense.

Los vecinos aseguran que la última vez que vieron con vida a Fermín Canales fue el martes por la tarde. Su secretaria explicó a la policía que vio a Canales a las siete de la tarde y que le dijo que tenía la intención de dormir en la oficina en la que fue encontrado sin vida. "Tras la hora de la comida subió a casa", asegura uno de los inquilinos. Según el conserje del edificio, Fermín solía presumir de que se echaba la siesta todas las tardes. Luego bajaba a la calle. El pasado martes, sin embargo, nadie se cruzó con él. Uno de los vecinos asegura que vió anteayer a una desconocida en los pisos superiores.

El piso de Fermín Canales estaba ayer precintado. En su interior, los agentes no encontraron nada revuelto. Las cajas de seguridad estaban también intactas. La puerta de la casa tampoco estaba forzada. El equipo de huellas de la Brigada de Policía Judicial se pasó más de dos horas ayer en el interior del domicilio.

Los amigos de Fermín comentaron en el Instituto Anatómico Forense que desde que se separó de su primera mujer mantenía una relación muy distante con ella y con dos de la Ares hijas del matrimonio.

"Fermín tuvo momentos delicados, e incluso acudió a un psiquiatra porque se deprimió tras romper con su mujer", indicó uno de sus parientes. "La relación con su ex mujer era mínima", agregó este familiar.

Según sus allegados, Fermín Canales vivía antes en un chalet de Galapagar. Hace un ano compré uno de los pisos de la calle de Quintana, a 100 metros de la sede de su antigua empresa, Plásticos El Pilar.

Fermín Canales se trasladó a Madrid cuando tenía unos 25 años y fundó una fábrica de bolsas y transformación de plásticos. Los negocios le fueron enseguida bien. "Tenía un buen olfato comercial", comentaron los amigos.

La empresa, Plásticos El Pilar, fue creciendo hasta situarse entre las más fuertes del sector. La fábrica estaba en Coslada. En la calle de la Princesa tenía sus sede central. Allí manejaba a un centenar de empleados.

Hace un año vendió el negocio de plásticos, que dirigía junto a su mujer y una de sus hijas. Su desinterés por la compañía coincidió con su separación.

El empresario, entonces, se dedicó a la compraventa de pisos e inmuebles en general.

El constructor de Alcalá

Por otra parte, ayer fue puesto a disposición judicial el constructor Juan Carlos Cabrera, que se entregó en la comisaría de Alcalá la noche del martes después de matar a tiros a un empleado, Gabriel Naranjo, quien le había demandado por impago de salario. El suceso ocurrió a las 19.45 del martes en el parque San Isidro de Alcalá de Henares (166.000 habitantes).

Según informó Telemadrid, el presunto asesino también pretendía acabar con la vida de otro trabajador que igualmente le había denunciado ante los tribunales laborales por una deuda.

Gabriel Naranjo había interpuesto una demanda contra su patrón para reclamarle medio millón de pesetas. El otro trabajador exigía a Juan Carlos Cabrera 300.000 pesetas. Ambos decidieron recurrir a la vía judicial porque el empresario se negaba a pagarles.

Los familiares de El Rubio exigieron ayer un castigo duro para el constructor que acabó con su vida. Una de sus hijas declaró entre sollozos: "Espero que el asesino de mi padre cumpla toda la condena y que esté en la cárcel mucho tiempo". Gabriel Naranjo será enterrado hoy en de Alcalá de Henares.

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