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El ex presidente de México defiende la inocencia de su hermano Raúl en el asesinato de Ruiz Massieu

El sistema político mexicano se resquebraja. El detonante ha sido la detención el martes de Raúl Salinas de Gortari, hermano del anterior presidente, a quien la fiscalía de la nación acusa formalmente de haber sido el autor intelectual del asesinato de José Francisco Ruiz Massieu, ex cuñado suyo pero también secretario general del Partido Revolucionario Institucional (PRI) hasta el día de su muerte a tiros, el pasado 28 de septiembre, en el centro de la capital. Carlos Salinas, el presidente que gobernó el país en los últimos seis años, rompió ayer el silencio sepulcral a que se ven obligados por ley no escrita los ex mandatarios mexicanos para defender con vehemencia a su hermano, del que dice que es totalmente inocente.

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Un fiscal desautorizado

La opinión pública mexicana está convulsionada. Aún no repuesta del estrago que ha causado al país la crisis económica, con el peso por los suelos y las tasas de interés por las nubes, y de los bandazos que ha venido dando el Gobierno del presidente Ernesto Zedillo en el conflicto de Chiapas, el martes se enteró de que a José Francisco Ruiz Massieu, uno de los políticos calificados de renovadores dentro del PRI, lo mandó matar un hermano del presidente del país en ese instante.La detención de Raúl Salinas no la ordenó ni el presidente Zedillo ni ningún correligionario del PRI destacado en la Procuraduría General de la República (PGR), la fiscalía de la nación. Lo hizo el procurador general Antonio Lozano, un destacado político de la oposición de derechas (Partido de Acción Nacional) que Zedillo escogió con lupa en diciembre.

En el medio político se aseguraba ayer con pasión que, por primera vez en mucho tiempo, la justicia comienza a funcionar en México. Y al igual que se adjudicaba una parte del éxito al hecho de que el procurador Lozano sea un hombre no vinculado al sistema, la otra iba directamente al presidente Zedillo, no sólo por haber nombrado a aquél sino por haberse declarado neutral en un caso tan delicado como el de encarcelar al hermano de su antecesor en el cargo.

El mensajero de Zedillo

Zedillo, que ya el día de su toma de posesión dijo claramente que aplicaría la ley "caiga quien caiga", tuvo la cortesía de enviar un mensajero a Salinas con los cargos imputados contra su hermano, pero ni habló con él ni intervino para nada en la acción de la justicia. Salinas, mientras, rompió una ley no escrita de los ex presidentes mexicanos y salió en defensa de su hermano.

No sólo insistió en que estaba convencido de su inocencia, sino que aprovechó para sacudirse varios muertos que la oposición, de izquierda y de derecha, le habían echado encima en las últimas semanas. Negó ser el culpable de la crisis financiera y pidió a los responsables del Gobierno actual que reconozcan que lo que ha pasado en México desde el 1 de diciembre, fecha que marcó el cambio de poderes, ha sido un error de ellos y no de él. También negó que él hubiera obstaculizado las investigaciones sobre el asesinato de Luis Donaldo Colosio, otro de los grandes casos que quedan por resolver en México.

Los periódicos más oficialistas titulaban ayer con la noticia de la inculpación de Raúl Salinas en el asesinato de Ruiz Massieu mientras que los más críticos encabezaban sus primeras páginas con la ruptura entre Salinas y Zedillo, lo que interpretaban también como una ruptura en el sistema. "Con esta decisión política, un presidente débil ha destruido esa otra regla no escrita que dice que un presidente en funciones no persigue los delitos de la Administración anterior para que no persigan posteriormente los suyos", aseguraba Lorenzo Meyer, uno de los principales analistas políticos del país.

La PGR encarceló a Raúl Salinas el martes sin explicar a la opinión pública por qué mandó matar a Ruiz Massieu. La única prueba presentada hasta ahora sobre este ingeniero de 48 años es su "estrecha relación" con el prófugo ex diputado priísta Manuel Muñoz Rocha, hasta el martes el escalón más alto descubierto sobre este crimen, por el que ya se encuentran encarceladas otras 14 personas, entre ellas el sicario que disparó. Según la. PGR, Muñoz Rocha llamó varias veces por teléfono y visitó la casa de Raúl Salinas, todo ello después del crimen. Éste lo niega y asegura que no veía a Muñoz Rocha "desde hace 20 años".

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