Premio para quien hizo los deberes
El diseño. El aprobado fue insuficiente. Sería mezquino no otorgar un seis al honesto trabajo del Barcelona. Pero las permutas de posición y la retención de la pelota en zonas inocuas no garantizan resultados ante rivales que han estudiado más y que han diseñado un partido tenso.El cerebro. Guardiola no se vio. Jugó un cuarto de hora escorado a la derecha y exasperado por no entrar en juego mientras compañeros más prosaicos como Iván y José Mari llevaban la batuta. Su lesión dejó la orquesta sin maestro.
Derroche físico. Los dos equipos técnicos actuaron con las defensas adelantadas, pero sin buscar sistemáticamente el fuera de juego. El resultado fue la exigencia del derroche físico. Los franceses acabaron más enteros.
Desequilibrio. Dos delanteros se bastaron para desequilibrar a la defensa azulgrana. Sólo Valdo y después Raí apoyaron las jugadas ofensivas, con sencillas entregas a Ginola y Weah.
A balón parado. Fue un factor básico preanunciado y crucial, pero el Barça encajó así el gol. Dejó desmarcado en una falta a Weah, el balón de oro del partido, y Bakero llegó tarde. Resumió un encuentro que premió al que hizo sus deberes.