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El Banco de Inglaterra interviene Barings ante la imposibilidad de detener su bancarrota

El banco de inversiones Barings, una de las más antiguas y prestigiosas instituciones financieras británicas, fundado en 1762, fue intervenido ayer por el Banco de Inglaterra tras una batalla desesperada y fallida por evitar la bancarrota. La catástrofe de Barings, que espera ahora el nombramiento de un administrador, se produjo anoche tras el descubrimiento de un "agujero", evaluado por el Banco de Inglaterra en más de 100.000 millones de pesetas. En un comunicado oficial emitido a medianoche (hora peninsular española), antes de la apertura de la Bolsa de Tokio, el Banco de Inglaterra se comprometía a aportar la "liquidez necesaria" para que el sistema bancario funcione hoy con normalidad.

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En el mismo texto, en el que se. puntualiza que la bancarrota de Barings no tiene por qué afectar a otras entidades, el Banco estatal británico asegura que la buena disposición de otros, bancos británicos para inyectar dinero en Barings y evitar así la bancarrota, se encontró con la dificultad de que los contratos "masivos y no autorizados realizados por un ejecutivo en el sureste asiático", siguen abiertos "exponiendo a Barings a incuantificables pérdidas". El comunicado, qué prevé el nombramiento de un administrador exterior a la entidad intervenida, intentaba ayer evitar el pánico que se había extendido en la City, ante la evidencia de las repercusiones negativas en los mercados financieros internacionales.La catástrofe que afronta Baring, una entidad en la que tiene su cuenta corriente la reina de Inglaterra, se ha originado al parecer, en su oficina de Singapur. Uno de sus ejecutivos, identificado como Nick Leeson, en paradero desconocido desde el jueves, se dedicó durante una cierta etapa a in vertir grandes sumas de dinero del banco especulando en el mercado de derivados de la Bolsa de Tokio. Las transacciones, en las que colaboraba, al parecer, una segunda persona, resultaron totalmente fallidas. Leeson había apostado por una fuerte subida del índice Nikkei de la Bolsa de Tokio. El terremoto de Kobe, sin embargo, dio la vuelta a la plaza financiera, y el índice bajó. El riesgo que implica el mercado de derivados era puesto ayer de manifiesto por numerosos especialistas.

Mientras un portavoz de Baring en Londres negaba ayer que el banco hubiera estado desde hace diez días al corriente de las pérdidas, las autoridades del Banco de Inglaterra redactaban las primeras medidas de la intervención, que incluyen, en caso de no encontrar un comprador, a más largo plazo, la total liquidación de la entidad.

Pese a la sorpresa de la crisis desatada en la entidad, que cuenta con 4.000 empleados, -y era la principal entidad de inversiones británica en Filipinas-, Yespier KoIl, responsable de investigación de JP Morgan en Tokio, señaló ayer a una emisora que en la capital japonesa circulaban desde hace días rumores sobre la situación de Baring. "Desde hace diez días han venido oyéndose rumores basados en informes bastante consistente! de que Baring se enfrentaba a fuertes pérdidas en la Bolsa de Tokio", comentó Koll a Radio 4 de la BBC . "Ahora que las cifras reales han salido a la luz pública, el peligro de una caída en las bolsas internacionales, mañana mismo, es todavía mayor".

Los principales bancos internacionales, incluidos dos suizos y uno norteamericano fueron contactados este fin de semana por las autoridades, del Banco de Inglaterra, cuyo gobernador, Eddie George, permaneció la noche del. sábado en las oficinas de Baring en la City londinense. Pero todo fue inútil.

El negocio controlado por Barings -cuyo presidente, Peter Baring, es el heredero de la familia futidadora-, incluía un amplio abanico que va desde el manejo de fondos, institución de inversiones, comercio de valores, además de poseer un 40% de las acciones de Dillon Read, un banco norteamericano de inversiones.

Respecto al Baring Asset Management, la rama que maneja hasta 6.000 millones de pesetas en fondos de instituciones y de particulares, no se ha visto afectada, al parecer, por la bancarrota de la entidad general.

Baring, conocido en el Reino Unido como el "banco de sangre azul", con un historial familiar plagado de títulos nobiliarios, había sufrido otras crisis, pero ninguna de estas dimensiones. La última década, en concreto, había sido sumamente positiva en la balanza económica de esta institución familiar. Hace unos pocos meses, en octubre, la firma publicó unos excelentes resultados de medio año, con beneficios de más de 10.000 millones de pesetas.

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