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Crítica:FLAMENCO
Crítica
Género de opinión que describe, elogia o censura, en todo o en parte, una obra cultural o de entretenimiento. Siempre debe escribirla un experto en la materia

Una artista completa

Tomasa Guerrero, La Macanita, joven cantaora jerezana, volvía al Madrid tras una discreta actuación en el festival del Calderón. Esta vez, en el más apropiado escenario de Casa Patas -el público a dos metros y el cante al aire, sin micrófono-, la bella gitana del barrio, de Santiago dejó claro que, a los 27 años, es toda una figura del flamenco. Duende y compás en la fiesta, rajo y jondura en los cantes firmes, finura y gracia en cada movimiento... Todo lo que hace La Macanita, esté su garganta mejor o peor, deja el sello intachable del arte.En Casa Patas estuvo además plena de entrega, y aunque en algún momento su voz no sonó tan potente como es -"el humo me ha dejao mudita", dijo luego-, el aroma puro de Jerez Regó siempre a los tendidos.

'La Macanita'

Cante y baile: Tomasa Guerrero, La Macanita. Guitarra: Manuel Parrilla. Palmas, coros y baile: Gregorio y Chicharrito. Casa Patas. Madrid, viernes 24 de febrero. Lleno.

En la primera parte cantó por alegrías, tientos y tangos -las dos cosas muy bien, aunque sin explotar del todo-, y unos fandangos algo cortos de voz.

La segunda parte arrancó con unas siguiriyas tremendas, cargadas de triste belleza, que remató por toda la escuadra con la cabal. Luego, la bulería por soleá fue un buen aperitivo de la maravilla: la fiesta por bulerías.

Por bulerías, a La Macanita se le podría estar oyendo, y viendo, la vida entera. De pie, acompañándose con palmas o palillos, doblándose mágica en cada arranque, rematando los tercios con unos bailesitos que ponen la carne de pollo, ahí se muestra como una artista total. Muchos dicen que las baila mejor que las canta. Es difícil bailarlas mejor: los brazos y los gestos seductores, la media sonrisa y esa manera de colocar la mano en la cadera, amagar por un lado y salir por el otro... "Quédate a vivir, Tomasa", le decía uno. "Toma, asa, toma, asa", gritaban otros. Las pataditas finales de Gregoroo y Chicharrito merecieron, ellas solas, la entrada. Correcta, aun que lejana, la guitarra de Manuel Parrilla. Presidió la troupe Almodóvar. No pinchan nunca.

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