CONFESAR CON 'TELEFONINO'

La al parecer extendida costumbre de algunos sacerdotes italianos de meterse en el confesonario con el teléfono celular encendido está provocando desasosiego en los fieles y reflexiones en las revistas religiosas. Famiglia Cristiana publica la carta de una lectora sublevada ante la incomodidad de ser interrumpida por el pitido del teléfono del cura en plena narración de sus culpas, lo que hace afirmar al director de la revista, padre Leonardo Zega, que no condena la existencia del telefonino, pero que su uso traspasando las fronteras de lo sagrado puede ofender la intimidad de las personas y rozar la mala educación. Zega pide a la cristiana firmante que no abandone el redil, ya que sería como negarse a comer pan porque el panadero es un mal educado, y, deslizándose en el terreno ecológico, a mayor abundamiento, recomienda no contaminar el silencio de la penitencia con el sonido del celular, porque si no, ironiza, llegará un momento en que habrá que señalizar las iglesias con o sin motorola en sus confesonarios. Desde Vita Pastorale, revista, a la que están suscritos 36.000 párrocos de toda Italia, otro sacerdote, el redactor jefe Giuseppe Soro, llama nada menos que a la "rebelión sacrosanta" al acusar de falta de respeto a los sacerdotes que dejan abierto el portátil mientras el personal les da cuenta de sus pecados, y se pregunta: "No lo tenemos apagado en el altar", temiendo quizá que llegue un día en que el celebrante diga misa con los sacros paramentos en una mano y el motorola en la otra.-