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La Alianza Atlántica dice que no planea una "cruzada contra el islam"

La Organización del Tratado del Atlántico Norte (OTAN), con la advertencia previa de que no está planeando una "nueva cruzada contra el islam", inició ayer con cautela un controvertido diálogo con cinco países de Oriente Próximo -entre ellos Israel- y el Magreb. Argelia -que representa, junto a Gaza y Cisjordania, el principal foco de tensión en la zona- no ha sido invitada a participar en las conversaciones. El secretario general de la Alianza, el belga Willy Claes, abrió las sesiones con un encuentro con representantes de Marruecos.Fuentes de la OTAN advirtieron ayer que a la entrevista con los enviados del rey Hassan II de Marruecos seguirán conversaciones por separado con delegados de Israel, Egipto, Mauritania y Túnez, y justificaron el bajo nivel del diálogo inicial ya que en estos encuentros sólo se pretende explorar el futuro desarrollo de áreas de interés mutuo.

El equipo de planificación de la Alianza Atlántica, después de hacer, notar la preocupación de la organización por el extremismo islámico y, la proliferación de armas en la zona, señalaron que lo único que pretenden con el diálogo abierto ayer en Bruselas es extender la seguridad y la estabilidad al flanco sur de la OTAN.

La decisión de dar este paso hacia el sur fue propiciada merced a las fuertes presiones de tres socios de la zona sur de la Alianza: Portugal, España y Francia.

Crítica marroquí

La prensa vinculada a los partidos políticos marroquíes criticó ayer la reunión de la OTAN por considerarla una injerenecia en los asuntos internos de la región o un intento de hegemonismo en la orilla sura del Mediterráneo.. Un portavoz del Ministerio de Asuntos Exteriores marroquí, por su parte, advirtió que acudían a la sede de la Alianza en la Capital belga "para escuchar" lo que les tengan que decir.

La condena más virulenta contra, el encuentro de Bruselas la publicó el periódico comunista Al Bayán, que hizo hincapié en que no comprendían "que la injerencia de Occidente y de su máquina militar en ciertos países del Mediterráneo o de la fachada atlántica meridional puede justificarse o servir a los Estados musulmanes con los que la Alianza Atlántica pretende querer dialogar".

El centrista Al Magrib, por su parte, indica que la Alianza Atlántica practica una especie de "monolitismo que traduce una voluntad de hegemonía que nada tiene que ver con una voluntad de desarrollo duradero en la región", por lo que califica de "ilusoria" toda estrategia mediterránea común.

Hace unos días, la publicación socialista Itihad Ishtiraki escribía que "los problemas del sur del Mediterráneo son económicos, sociales y políticos, y si los expertos de la OTAN quieren ayudarles, deben hacerlo económicamente, apoyando reformas políticas y el respeto de los derechos humanos, y no en materia de seguridad".

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