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Los retos a la seguridad de Europa

El autor expone en este artículo el programa de la OTAN como "respuesta realista" a los problemas actuales

Teniendo presente que la paz en la antigua Yugoslavia queda aún muy lejos, que Chechenia ha quedado prácticamente destrozada y que se perciben otros puntos de inestabilidad en nuestra área geográfica, a nadie debería sorprender que más de un observador señale que los retos a la seguridad de Europa son cada vez más numerosos. Hasta el punto de que hay quienes han avanzado la opinión de que el periodo de transición que ha seguido al ' final de la guerra fría ha tocado ya a su fin, que el proyecto de una Europa "libre y unida" es irrealizable y que estamos volviendo a los equilibrios de poder característicos del siglo XIX. Si bien no cabe duda de que ésta es una visión excesivamente pesimista, no es menos cierto que no conviene caer en la errónea satisfacción con el actual estado de cosas, ni deducir que la Alianza Atlántica no tiene ahora misión alguna La función fundamental d e la alianza continúa siendo la defensa de la integridad territorial y de la independencia política de sus países miembros, pero. la OTAN realiza también una aportación esencial a la hora de mantener la estabilidad en una, Europa ampliada y de progresar hacia un nuevo sistema de seguridad europeo. Convendría pasar ahora a exponer brevemente los campos en los que dicha aportación es posible.

Bosnia. Hoy por hoy, Bosnia es la cuestión de mayor urgencia, Bosnia constituye un ejemplo notable de hasta qué punto los recursos de la alianza pueden influir en una situación, incluso aunque no se utilicen en todas sus posibilidades. Lo cierto es que el apoyo de la OTAN ha resultado imprescindible para la labor de mantenimiento de la paz que están llevando a cabo las Naciones Unidas en este territorio, y que la OTAN y la ONU han logrado conjuntamente limitar el conflicto al territorio de la antigua Yugoslavia, con lo que se ha- podido evitar una posible guerra de mayor extensión en los Balcanes. En este sentido, la relación con la ONU ha sido muy provechosa Pero habremos de mejorar los resultados en el futuro. La OTAN debería ser llamada a intervenir en fases anteriores dé semejantes crisis, antes de que el coste de contrarrestar la agresión haya aumentado demasiado. Tenemos que asegurarnos de que los mandatos se definan con mayor claridad en el futuro, y de que se respete la autonomía de la OTAN para poder llevarlos a cabo de manera eficaz. La eficacia y la credibilidad son los atributos más importantes de la OTAN, por lo que no es conveniente dilapidarlos.

Asociación para la Paz. De hecho, la conservación de estas cualidades tiene una importancia clave por lo que respecta los intentos de la OTAN de extender la seguridad y la estabilidad hacia el Este. La alianza reconoce su deber histórico de ayudar a los países de Europa Central y Oriental a consolidar sus logros y a finalizar con éxito su retorno a la comunidad de las naciones que comparten los valores de la democracia, la libertad, el pluralismo y el Estado de derecho. La Asociación por la Paz, el instrumento principal del que se sirve la OTAN para el establecimiento de vínculos estrechos con estos países, va por buen camino. Tan sólo un año después de su creación se ha convertido en un importante elemento de la cooperación europea, y ahora cuenta con 25 países asociados que colaboran con los 16 aliados en una amplia gama de actividades y ejercicios.

Proliferación. La alianza renovada debe seguir siendo un instrumento que mire al exterior, una herramienta con la que enfrentarse a los nuevos retos que se plantean en materia de seguridad. Por esta razón, la cuestión de la no proliferación ocupa un lugar destacado en el orden del día de la OTAN. No nos limitaremos a abordar la noproliferación en nuestros debates internos, sino que, además, nos serviremos del Consejo de Cooperación del Atlántico Norte y de otras vías para intercambiar información y cooperar con otras entidades (por ejemplo, hace poco finalizamos una primera ronda de consultas con Rusia). Estamos analizando también cómo mejorar nuestros sistemas de defensa, y cómo la, política de defensa de la OTAN puede coadyuvar o influir en los esfuerzos diplomáticos dirigidos a impedir la proliferación de las armas de destrucción masiva.

Ampliación de la OTAN. Al mismo tiempo, estamos tratando la trascendental cuestión de la ampliación de la OTAN. Hace ahora un año, los jefes de Estado y de Gobierno de los países de la OTAN se comprometieron a abrir las puertas de la alianza a los nuevos miembros como parte de un proceso de transformación. Algo más tarde, en diciembre pasado, la alianza puso en marcha un estudio sobre la forma que adoptará la ampliación, los; principios que regirán el proceso y las consecuencias de ésta. Se trata de analizar el porqué y el cómo, y no tanto el quién y el cuándo, que serán determinados posteriormente. Si bien no- es mi intención prejuzgar los resultados de dicho estudio, no cabe duda de que tendremos que abordar algunas cuestiones delicadas, como los costes y las obligaciones tanto de los antiguos como de los nuevos miembros.

Pocos dudan de que la OTAN se va a ampliar. Pero la ampliación no puede constituir un fin en si mismo, sino que debe contribuir al desarrollo de la estabilidad en Europa. Cualesquiera que sean las modalidades que se adopten, tenemos que tener algo claro: que el debate sobre la ampliación no debe enfocarse como si fuese un "juego de suma cero", en el que el ingreso de ciertos países acarrea una pérdida neta para otros. Debemos evitar las nuevas líneas divisorias en Europa. Somos, y siempre hemos sido, una alianza defensiva. La ampliación de la OTAN debe entenderse como la propia de una comunidad de valores, no como un intento de exclusión.

Las relaciones OTAN-Rusia. Lo cual me lleva al tema de las relaciones de la OTAN con Rusia. Partiendo de la consideración de que Rusia va a encontrarse en una etapa difícil durante algún tiempo, y pese al importante retroceso que supone el conflicto de Chechenia, se observan algunos parámetros sobre los que podría asentarse una relación estable. Debemos reconocer el papel que a Rusia corresponde en la seguridad europea y sus intereses de seguridad legítimos. Necesitamos una relación constructiva, caracterizada por la cooperación, con una Rusia encaminada hacia la democratización y las reformas económicas, respetuosa de los derechos humanos; es decir, una relación lo suficientemente abierta para que podamos expresar lo que pensamos, y lo suficientemente fuerte como para poder sobrellevar las eventuales diferencias de opinión.

Creo que es posible lograr una relación de estas características. Rusia se adhirió a la Asociación para la Paz en junio pasado, y se ha comprometido también a potenciar el diálogo y la cooperación con la OTAN en algunos campos en los que puede realizar aportaciones únicas y trascendentales. No deberíamos exagerar la importancia del hecho de que Rusia no esté aún dispuesta a dar su consentimiento con relación a los. principales documentos que rigen la aplicación de las actividades de la asociación. Nuestra oferta sigue en pie, y corresponde ahora a Rusia el decidirse acerca de qué tipo de relación quiere tener con nuestra alianza. Tengo el convencimiento de que Rusia se dará cuenta de que es un país demasiado grande como para otros países puedan separarla de Europa. Su aislamiento sólo puede sobrevenir por su voluntad propia.

Fuerzas Operativas ConjuntoCombinadas (Combined Joint Task Forces). Al tiempo que redefinimos nuestras relaciones con Europa Central y Oriental, se están produciendo cambios en el seno de la alianza misma, sobre todo como resultado del impulso hacia la Unión Europea, que brinda la posibilidad de establecer una nueva relación transatlántica. Una de las maneras de llevar a la práctica el concepto del "pilar europeo" de la OTAN- consiste en desarrollar el concepto de las Fuerzas Operativas Conjuntas. La OTAN estará dispuesta a poner sus medios a disposición de la UEO en aquellos casos en los que la alianza decida no intervenir'. Mediante la creación de fuerzas "separables aunque no separadas", de la OTAN, los aliados pueden ampliar el abanico de las respuestas posibles, en vez de tener que duplicar una estructura ya existente. Por consiguiente, la adopción por parte de Europa de un papel más importante no va en detrimento de la alianza, sino que contribuye a garantizar el justo reparto de las responsabilidades, sin lo cual podría resultar difícil para los americanos justificar una participación que algunos consideran excesiva.

El Mediterráneo. Nuestra política en relación con la orilla sur del Mediterráneo debe estar guiada por un planteamiento activo semejante al seguido en el caso anterior. Pese a que seis de los países aliados son ribereños del Mediterráneo, el hincapié que se ha hecho siempre en el Frente Central, que nos fue impuesto por las realidades militares de la guerra fría, nos ha llevado en más de una ocasión a descuidar la dimensión mediterránea de la OTAN. Tenemos el propósito de que nuestra política, con respecto a los vecinos del sur, responda a una lógica similar a la aplicada para con' los países situados al este: la búsqueda de la apertura y el diálogo, no del enfrentamiento. El objetivo de la OTAN es contribuir a la seguridad y la estabilidad en todo el Mediterráneo, y alcanzar una mejor comprensión con nuestros vecinos del sur. Esperamos que los países que decidan unirse a nosotros en el diálogo expresen sus preocupaciones e intereses con total franqueza. Nuestro propósito es comenzar por el establecimiento de vínculos con Egipto, Israel, Mauritania, Marruecos y Túnez. Se trata de un proyecto gradual, que puede ampliarse posteriormente a otros países del Mediterráneo.

En los últimos días se han publicado algunos artículos según los cuales la nueva iniciativa de la OTAN con respecto al Mediterráneo se centraría en el "fundamentalismo islámico". Conviene dejar dos puntos claros: en primer lugar, esta cuestión no va a figurar siquiera en el orden del día de nuestras reuniones, que tratarán, por el contrario, acerca de las formas de fomentar la seguridad y la estabilidad de toda la región. En segundo lugar, el integrismo religioso, tanto si es islámico como de otra índole, no entra dentro de las competencias de la OTAN: nuestras preocupaciones tienen que ver con la inestabilidad y con las amenazas a la seguridad regional, provengan de donde provengan. Quede claro que no tenemos ni el deseo ni la necesidad de inventar problemas de seguridad, nuevos o imaginarios, para así justificar la existencia de la OTAN: los problemas de seguridad existentes son ya de por sí, considerados globalmente, tan importantes como aquellos que se planteaban durante la guerra fría. La OTAN es totalmente respetuosa con el islam.

Una relación transatlántica sólida. En conclusión, creó que el programa que acabo de exponer constituye una respuesta realista y necesaria a los retos con los que nos enfrentamos. Se trata de un programa ambicioso y a largo plazo, pero no por ello menos realizable, a condición de que los aliados sigan creyendo que, a largo plazo, los intereses que les unen son mucho más importantes que las diferencias que puedan conducirlos al aleja miento. Nunca debemos dar la relación transatlántica por hecha, aunque no cabe duda de que la cooperación de las dos orillas del Atlántico es aún fundamental para ambas partes. Si queremos que nuestra alianza continúe siendo fuerte y eficaz en el futuro, tenemos que revitalizar la relación transatlántica, de modo que resulte apropiada cara al futuro. Esta relación ha constituido y constituye la base de nuestro singular éxito, y estoy convencido de que los vínculos transatlánticos pueden subsistir como fuerza dinámica en el futuro; siempre que sepamos conservar lo que hasta ahora ha probado, con creces, su enorme valía.

es secretario general de la OTAN.

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