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Reportaje:

Se hace saber...

Uno de los últimos pregoneros de la región vocea en Brea de Tajo

Quedan pocos como él. Vive en Brea de Tajo (486habitantes), donde nació hace 73 años, y se llama Alejandro Baeza Garrido, aunque todos le conocen como Pepino. Es el pregonero del pueblo.Lleva 36 años en este oficio, el único que se le conoce, aunque él asegura que hace mucho tiempo, además de pregonar, trabajaba en el campo cuidando unas tierras y unos "olivejos" que tiene en Brea. "Ahora es cuando ya no hago nada, vivo de la pensión desde hace dos años, ésa que llaman del amor de Dios. El Estado me da casi 25.000 pesetas; no está mal porque yo nunca he pagado nada, el resto lo saco de los cuartos de pregonero, 250 pesetas cada vez que voceo" explica.

Su aspecto es desaliñado, y sus ropas, raídas por el uso, se ciñen al cuerpo del pequeño hombrecillo con el pelo blanco, de metro y medio de estatura, que siempre lleva gorra de plato y que dice que no se la quita porque tiene "unas entradas como Bilbao". En una de sus gorras de color azul -tiene más de siete y todas regaladas- se puede leer sobre la visera las letras P. M. Él dice que se la regaló el Ayuntamiento y que quiere decir pregonero municipal. Sin embargo, nunca ha sido empleado del Ayuntamiento.

No se quita del cuello tres pequeñas. cadenas de plata con una cruz, un san Antonio y la efigie de un papa, que completa con otros tantos fetiches que guarda en una caja de cerillas que lleva en el bolsillo de la cazadora. "Todos me los dio mi madre", comenta orgulloso.

. Cuando pregona "por orden del señor alcalde", toca tres veces la corneta que siempre lleva con él, es el anuncio de un pregón oficial. Sin embargo, cuando le encargan que vocee algún pregón los vecinos, o visitantes porque han perdido unas llaves o porque alguna asociación del pueblo prepara alguna actividad, la corneta sólo suena una vez,y la voz se limita a "se hace saber...".

La trompeta de bronce es el único utensilio que utiliza además de su voz, que aun conserva clara a pesar de la edad. La corneta que tiene ahora es la tercera que usa, todas se las han regalado guardas de fincas de caza, que a veces le contratan a él y a su perra como ojeadores.

Alejandro dice que no está casado por que no puede dormir con una mujer.

Los vecinos del pueblo afirman que les viene muy bien porque siempre es más cómodo utilizar al pregonero cuando hay algo que decir que ir de casa en casa.

El último pregón lo dio Alejandro hace tres meses, cuando la asociación de la tercera edad del pueblo convocó a todos sus asociados para hacer una excursión a Sepúlveda. Esta vez Pepino tuvo suerte y le dieron 50 pesetas de propina sobre su tarifa habitual.

Dice que seguirá pregonando mientras viva y siempre que alguien se lo pida, pero las nuevas tecnologías, los altavoces, las grabadoras, los equipos de sonido e incluso las fotocopiadoras para reproducir los bandos han hecho desaparecer casi por completo esta tradición.

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