_
_
_
_

K releva a Y al frente del Shin Beth

Designado el nuevo jefe del servicio secreto israelí

Nació en Jerusalén, está casado, tiene 44 años tres hijos y dos décadas de experiencia en el mundo del contraespionaje. Su padre fue juez. Todos en Israel conocen esos y otros aspectos de su biografía, pero, tradición obliga, su identidad no puede ser divulgada. Sólo su nombre en clave: K. Es el jefe del servicio secreto, el Shin Beth.Designado el domingo, K reemplaza a Y y comenzará el 1 de marzo su crucial misión al frente del Servicio General de Seguridad, título oficial del Shin Beth. K aterriza en la cúpula del controvertido sistema de seguridad de Israel en un ambiente de expectativa y desconfianza.

Dirigirá estrategias para aplastar a los extremistas islámicos del Hamás y Yihad Islámica, cuyos ataques suicidas han llevado al proceso de paz entre Israel y los palestinos al borde del abismo. "Otro ataque suicida como el de Beit Lid [22 de enero, 21 israelíes muertos] o el de la calle Dizengoff de Tel Aviv [19 de octubre, 22 israelíes muertos] y todo el proyecto de paz se hunde", comentó ayer un alto funcionario gubernamental.

En ese empeño, K va a tener que buscar la coordinación de los servicios secretos de la OLP de Yasir Arafat, también interesado en desbaratar las células extremistas musulmanas. Uno de los grandes objetivos de K es capturar al "ingeniero", nombre de, guerra del extremista palestino Yehya Ayash, buscado desde hace tres años, que adoctrina, entrena, Porra de explosivos y despacha a los kamikazes islámicos contra Israel. Otro será mejorar la imagen del Shin Beth, que lía sido acusado torturar palestinos y de fracasos como la incapacidad de, prever el estallido de la insurrección palestina en 1987.

Para veteranos analistas israelíes como Ehud Yaari, el Shin Beth no tiene otra alternativa que recurrir a la "información cooperativa" con los servicios de Arafat. Alon Pinkas, del Jerusalem Post, apunta que existen entre 70 y 100 palestinos dispuestos a misiones suicidas. Su conclusión es que, incluso, si el Shin Beth elimina al 99% de esa fuerza suicida, atentados cómo los que todavía estremecen a los israelíes pueden volver a ocurrir.

Lo que magnifica la dimensión del desafío de K es la abierta hostilidad de los extremistas judíos. Sectores ultrareligiosos y ultranacionalistas no han olvidado que K fue una de las figuras centrales del Shin Reth en su tenaz campaña contra las células clandestinas judías en los ochenta.

Elementos de la derecha israelí sospechan que K puede volver a la carga. El argumento que esgrimen en panfletos -en los que se menciona el supuesto nombre de K, dirección y número de teléfono-, es que no es el hombre adecuado: lejos de ser experto en la lucha contra el terrorismo árabe, es más bien un enemigo jurado del extremismo judío, activismo que los judíos radicales consideran, un imperativo religioso.

Conocer lo que pasa fuera, es entender lo que pasará dentro, no te pierdas nada.
SIGUE LEYENDO

Tu suscripción se está usando en otro dispositivo

¿Quieres añadir otro usuario a tu suscripción?

Si continúas leyendo en este dispositivo, no se podrá leer en el otro.

¿Por qué estás viendo esto?

Flecha

Tu suscripción se está usando en otro dispositivo y solo puedes acceder a EL PAÍS desde un dispositivo a la vez.

Si quieres compartir tu cuenta, cambia tu suscripción a la modalidad Premium, así podrás añadir otro usuario. Cada uno accederá con su propia cuenta de email, lo que os permitirá personalizar vuestra experiencia en EL PAÍS.

En el caso de no saber quién está usando tu cuenta, te recomendamos cambiar tu contraseña aquí.

Si decides continuar compartiendo tu cuenta, este mensaje se mostrará en tu dispositivo y en el de la otra persona que está usando tu cuenta de forma indefinida, afectando a tu experiencia de lectura. Puedes consultar aquí los términos y condiciones de la suscripción digital.

Archivado En

Recomendaciones EL PAÍS
Recomendaciones EL PAÍS
Recomendaciones EL PAÍS
_
_