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Un año de cárcel para un abogado que falseó una sentencia del Supremo y rebajó siete años la condena a su cliente

Aldo Darío Herchhoren, el abogado que inventó y falseó una sentencia del Tribunal Supremo para hacer creer a su cliente que había logrado reducirle una fuerte pena de cárcel, ha sido condenado por la Audiencia de Madrid a un año de prisión: cuatro meses por un delito de estafa y otros seis por falsedad en documento público.Aldo Darío, de 57 años y, con antecedentes penales también por falsedad y estafa, visitó en la cárcel a su cliente, Fernando Madrigal (quien había sido condenado a 11 años de cárcel por tráfico de, drogas y otros delitos), y le dijo que, a cambio de dos millones de pesetas, apelaría al Supremo y conseguiría que le rebajasen a cuatro años los 11 que le había impuesto la Audiencia de Madrid por tráfico de drogas. Le advirtió que uno de los dos millones era para "sus gastos", y el otro, para entregarlo -como soborno- a un "íntimo amigo" suyo que era magistrado de la Sala Segunda del Tribunal Supremo. Días después de la visita, el recluso hizo llegar al letrado -a través de terceras personas- los dos millones que éste le había solicitado a cambio de reducir la pena.

En septiembre de 1992, varios meses después de esa entrevista, Aldo Darío le visitó de nuevo. en la prisión de Herrera de la Mancha, donde Madrigal estaba cautivo, Fue entonces cuando le entregó una copia, falsa, con la supuesta sentencia del Supremo. El preso no se cercioró del engaño y se puso eufórico al ver que, tal como le había garantizado Aldo Darío, el alto tribunal había accedido a rebajarle la pena a cuatro años. Todo era mentira: el Supremo ni siquiera había estudiado el asunto.

Aldo Darío comentó a Madrigal, al mismo tiempo que le facilitaba la falsa sentencia, que su puesta en libertad era inminente, ya que había cumplido dos años de cárcel y, además, había reducido parte de la pena por sus trabajos y buena conducta en la prisión.

Madrigal, según la sentencia, "comunicó su euforia a sus amigos y a los funcionarios de la prisión". Sin embargo, los días pasaban y la orden de libertad prometida por Aldo Darío nunca llegaba. "Su alegría fue menguando conforme pasaban los días sin quedar en libertad'.', resume el tribunal. Semanas más tarde, Aldo Darío, siempre según el tribunal, justificó la tardanza en la llegada de la orden de libertad en problemas burocráticos.

Durante el juicio, celebrado el pasado mes de diciembre en la Audiencia de Madrid, Aldo Darío negó ser el autor de la falsificación y enmarcó las acusaciones vertidas contra él "en una conspiración". La Audiencia no lo entiende así: "Está claro que el acusado engañó a Fernando Madrigal". También deja entrever el tribunal que gran parte del contenido de la sentencia es una chapuza.

La abogada de la acusación particular reclamó durante la vista oral una pena de 14 años de cárcel para Aldo Darío, mientras que el fiscal pidió seis años, y el abogado defensor, la absolución.

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