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Editorial:
Editorial
Es responsabilidad del director, y expresa la opinión del diario sobre asuntos de actualidad nacional o internacional

¿Qué fue de la CEI?

LA CUMBRE celebrada el 10 de febrero en Almá Atá Kazajstán, con la participación de los 14 jefes de Estado de la Comunidad de Estados Independientes (CEI), había sido preparada por Yeltsin como la ocasión para convertir a esa Comunidad en una organización operativa, al menos en materia económica y de defensa. Con ello intentaba también que la guerra de Chechenia fuera considerada como un mero problema interno. Sin embargo, la cumbre ha sido un fracaso precisamente por el impacto causado entre los miembros de la CEI por la actitud rusa en Chechenia: primero, por la utilización de la fuerza contra el anhelo independentista; segundo, por la descomposición de sus Fuerzas Armadas que el conflicto ha revelado. Dos eran las propuestas pincipales que Rusia llevaba a Almá Atá en lo militar: un acuerdo para la defensa en común por parte de todos los Estados de las fronteras exteriores de la CEI, obviamente bajo mando ruso, y un compromiso firme para crear una defensa conjunta antiaérea en toda la Comunidad. Punto este segundo más importante cuando los republicanos en EE UU ponen de nuevo el acento en impulsar la guerra de las estrellas. Ambos proyectos fueron rechazados y sustituidos por uña declaración vaga sobre la mejora en la coordinación de la defensa exterior de las repúblicas interesadas. Las reticencias de las repúblicas a conservar una vinculación militar con Rusia se ven reforzadas ahora por la dudosa eficacia de su Ejército.

Por otra parte, en el terreno económico, y a pesar de la firma de 13 acuerdos sobre temas concretos, Rusia no ha logrado un compromiso amplio susceptible de dar a la CEI consistencia como potencia económica. Rusia ha firmado con Kazajstán y Bielorrusia uniones aduaneras, pero ese ejemplo no ha sido seguido por otras repúblicas. La CEI sigue siendo una entelequia, *con un programa teórico de unificación de una región gigantesca del mundo, parcialmente europea y mayoritariamente asiática, pero sin ninguna plasmación, ni en el terreno institucional, ni en el de un programa de acción conjunta, que pueda justificar el término de comunidad.

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Ahora que tiende a dar a su política un carácter cada vez mas nacionalista, Rusia aspira a seguir siendo la potencia dominante en ese conjunto de Estados que constituyeron la Unión Soviética. Pero la aventura de Chechenia ha puesto de manifiesto que, aparte de la debilidad económica, Rusia carece de cohesión interna y de fuerza para garantizar la seguridad de las repúblicas asociadas. Hay falta de realismo en los proyectos de Moscú que ignoran esa percepción de su debilidad para encabezar cualquier proyecto común.

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