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El juez Bueren queda definitivamente apartado del 'caso GAL' tras serle admitida su recusación

El juez Manuel García-Castellón admitió en la recusación formulada por la defensa del ex secretario de Estado Rafael Vera contra el magistrado Carlos Bueren, por lo que me queda definitivamente apartado del caso GAL. García-Castellón deberá ahora decidir sobre la otra recusación planteada por Vera, ésta contra Baltasar Garzón, por supuesto interés directo en la causa y enemistad manifiesta contra el ex alto cargo de Interior. Garzón tiene tres días para informar acerca de si los motivos esgrimidos por Vera son suficientes o no para admitir la recusación.

La identidad del juez que finalmente se hará cargo de la instrucción del caso GAL sigue estando en el aire, aunque poco a poco se van despejando incógnitas. García-Castellón dictó ayer un auto por el que admitía la recusación de Bueren, que había reconocido ser amigo íntimo de Baltasar Garzón y haber mantenido buenas relaciones profesionales con Vera.La decisión estaba basada por completo en el informe que el propio Bueren le había remitido el día anterior y en el que venía a explicar que la mujer del césar no sólo debe ser honrada, sino además parecerio, y que, aunque su amistad con Garzón objetivamente no le hace perder su imparcialidad, sí puede parecerlo razonablemente a los ojos ajenos. Por ello, para- cortar de raíz cualquier eventual sospecha de parcialidad, cree que lo mejor es apartarse del caso.García-Castellón ha pedido a Garzón, en el auto dictado ayer, que le informe sobre si considera que los motivos esgrimidos por Vera -enemistad manifiesta, tener interés directo en la causa y haber presentado una querella contra él- son suficientes como para admitir la recusación.Fuentes jurídicas indicaron a este periódico que Garzón no veía causa alguna por la que él. no pudiera ser imparcial a la hora de instruir un proceso en el que Vera estuviese como inculpado, pues no se considera enemigo del ex secretario de Estado. Garzón, según las mismas fuentes, cree que la doble recusación de Bueren y de él mismo, puede obedecer a que Vera quiere buscar un juez de su conveniencia.

Instructor del 'caso GAL'No obstante, si Baltasar Garzón informase en favor de su propia recusación -lo que parece improbable-, el juez García-Castellón resolvería sin más trámite y él mismo pasaría a ser el instructor del caso GAL.Si como es previsible, Garzón informa en contra, el juez García-Castellón debería decidir si admite o no la prueba presentada por la defensa de Vera, que consiste en las declaraciones de seis ex altos cargos de Interior, entre los que destacan los ex ministros José Barrionuevo y José Luis Corcuera. Y en un plazo de 10 días para todo, incluido un informe del fiscal, el magistrado debería pronunciarse sobre si Garzón mantiene la competencia sobre el caso o si el que pasa a hacerse cargo del caso es él mismo.

Respecto a la causa de que Bueren se haya abstenido en la recusación de Vera y decidiera resolver la planteada por Juan de Justo, el informe es tajante: la primera recusación no cuestionaba la imparcialidad de Bueren. Si el interesado no lo cuestiona, el juez no debe en trar en un terreno que es sólo de apariencias, pero no real. En el informe, el juez destaca que nunca fue. cuestionado y por ello, cualquier resolución que adoptase no puede ser tachada de parcialidad. Es decir, si nadie recusó a Bueren, nadie puede quejarse de que la resolución que dictó no fue imparcial, y eso vale para el caso de la re cusación de Juan de Justo y cualquier otro anterior, como el que afecta a la unidad antidroga de la Guardia Civil (UCIFA). Cualquier petición de nulidad de actuaciones ante riores basándose en ese argumento de falta de imparciali dad no tiene fundamento por que nadie lo había cuestionado.El juez Bueren va más lejos. Rechaza tajantemente que su amistad con Garzón afecte a las resoluciones que adopta y precisa en su informe que mantiene con su compañero multitud de discrepancias jurídicas que no hacen sino revelar la independencia de sus criterios a la hora de resolver cuestiones concurrentes en otros asuntos". Aunque señala que estas diferencias - en rechazo de inhibiciones o cuestiones de competencia, entre otros- suelen ser "habitualmente desconocidas y no trascienden al exterior. "Es decir", concluye, "la imparcialidad se mantenía y se mantiene a pesar de la amistad".

Sin embargo, el magistrado añade que "cuando a los ojos del recusante la imparcialidad no existe, no se trata de examinar si la imparcialidad se mantiene realmente, sino si se exterioriza sin asomo de duda". Y esa es la razón -aunque en rigor no puede aceptar como cierta la causa invocada- por la que informa favorablemente la recusación: porque la apariencia de parcialidad puede razonablemente esgrimirse.

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Respecto al caso de Vera, Bueren señala que ha mantenido con él una prolongada relación profesional, derivada de los cargos públicos que ambos han desempeñado, lo que "generó con el tiempo el consiguiente aprecio".

Bueren estima que la amistad íntima con Vera no existe, pero que su imparcialidad en las resoluciones judiciales podría ser cuestionada.Querella de Vera

Por otro lado, la Sala Segunda del Tribunal Supremo resolverá est a semana la admisión o no a, trámite de la querella que Vera presentó contra Garzón por supuestos malos tratos infligidos a su ex secretario Juan de Justo -que permanece en prisión- y por presuntas irregularidades cometidas a raíz de la comparecencia del ex policía Michel Domínguez, ocurrida pocos días antes de que el juez pasase a la política.

El fiscal del Supremo José María Luzón ya informó en contra de la admisión de la querella, por entender que las supuestas coacciones del juez a De Justo nunca se produjeron, y calificó de temeraria la deducción de que Garzón. había hecho "prevalecer su interés político personal sobre la necesaria independencia judicial".

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