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Balladur cede ante las protestas de los estudiantes y retira su reforma educativa

Enric González

El pasado martes, todo el sistema educativo francés fue a la huelga, y hubo manifestaciones en vanas ciudades. Ayer hubo nuevas marchas. Eso bastó para que el primer ministro y candidato a presidente, Édouard Balladur, emprendiera otra de las retiradas que distinguen su estilo de gobierno. Balladur anunció ayer la suspensión de una circular sobre las universidades técnicas, origen del conflicto, y afirmó que toda la reforma educativa se negociaría hasta alcanzar "el consenso necesario".

La protesta universitaria, rápidamente extendida a los demás niveles educativos, parvulario incluido, comenzó por una circular ministerial que hacía casi imposible para los alumnos de los Institutos Universitarios Técnicos (carreras profesionales de tres años) proseguir estudios hasta obtener la licenciatura superior.Ayer había nuevas manifestaciones convocadas y, justo antes de que comenzaran, durante el acto de inauguración de la Escuela de Minas de Nantes, Balladur anunció su retirada. Lo hizo en nombre de "la libertad" y la formación técnica, hacia la que dijo sentir "un enorme apego". En plena campaña electoral, y cuando su correligionario gaullista Jacques Chirac y el socialista Lionel Jospin concentraban sobre él sus ataques, la marcha atrás adquirió una enorme repercusión política.

Desde el bando de Chirac se Celebró la reculada como una victoria y se señaló que el "inmovilista" Balladur era "obviamente incapaz" de acometer, desde la presidencia, las reformas necesarias para Francia.

"Cobardía archidemostrada"

Un portavoz socialista se refirió, a su vez, a la "cobardía archidemostrada" por el primer ministro. En el entorno de Balladur se insistió, por el contrario, en que no se podía "imponer la reforma" a los franceses y que todos los cambios debían ser comprendidos y aceptados. Para reforzar su argumentación, los balladuristas esgrimieron los sondeos: tras casi dos años abundantes en retiradas y rectificaciones de última hora, la popularidad del primer ministro se mantiene en niveles altísimos.

Balladur se ha convertido en un auténtico especialista en recular ante las manifestaciones y ante cualquier protesta que pueda empañar su imagen. Llevaba apenas unos meses al frente del Gobierno cuando, en octubre de 1993, los trabajadores de Air France se sublevaron ante el anuncio de despidos masivos e invadieron violentamente las pistas de los aeropuertos: Balladur sustituyó al presidente de la compañía y encargó una reestructuración sin despidos.

En febrero de 1994, los pescadores se enfrentaron a la policía e incendiaron el histórico Parlamento de Bretaña: Balladur les dio subvenciones y, sin buscar responsabilidades, ordenó que se reconstruyera el edificio.

A finales de marzo, fueron otra vez los estudiantes quienes protagonizaron una serie de manifestaciones contra el llamado Contrato de Inserción Profesional: nueva y sonadísima retirada, aderezada con una recepción en el palacete Matignon para los líderes estudiantiles.

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