El plante de Pérez Mariño reaviva la oposición de los guerristas al fichaje de independientes
Guerristas y renovadores han acogido con similar dureza el plante del diputado independiente en las filas del PSOE Ventura Pérez Mariño, que en el reciente debate de la nación pidió la dimisión de Felipe González.
Ambos sectores arremeten contra el juez en excedencia, al que reprochan haber favorecido la estrategia de la oposición y enturbiado el resultado del debate. Pero los guerristas elevan la voz para decir que el tiempo les ha dado la razón en su oposición al fichaje deindependientes para puestos de lujo en sus listas. El sector guerrista recuerda que ya expresó sus prevenciones cuando Felipe González incorporó a Baltasar Garzón y Ventura Pérez Mariño a las candidaturas socialistas en las elecciones de junio de 1993.El Congreso, que ayer no tenía actividad parlamentaria, vivió una jornada de resaca, a la espera de que el diputado dimisionario llegara al registro de la Cámara para formalizar su renuncia al escaño. Sin embargo, Pérez Mariño aplazó su dimisión, según dijo, para evitar la expectación periodística, y viajó a Santander, donde su esposa ejerce como juez. Fuentes del PSOE creen que aprovechará la próxima semana para explicar en rueda de prensa sus motivos para dimitir, con lo que tendrá una nueva ocasión de saltar a la palestra.
El presidente del Grupo Socialista, Joaquín Almunia, se refirió ayer a la conducta del todavía diputado: "Me parece imperdonable la inoportunidad y el regalo que le trató de hacer al PP cuando ese grupo salía con las orejas gachas del debate del estado de la nación".
Los guerristas cabecean con aire de reproche porque ellos ya se habían mostrado escépticos respecto a que los independientes fueran la panacea contra los males. del PSOE.
El alcalde de La Coruña, el guerrista Francisco Vázquez, recordó su rechazo a la inclusión del juez en excedencia en las listas de Lugo. "A los que en su momento nos vino marcada la presencia del señor Pérez Mariño, podemos decir que no estábamos tan equivocados cuando teníamos otro criterio". "Los hechos demuestran que no debía haber ido en la candidatura y que los socialistas que formen parte de ella deben ser militantes", añadió. Javier Sáenz Cosculluela, también guerrista, ahondó en la misma herida al criticar que "a ese tipo de gentes se les llame para salvar a un partido", y dijo que es necesario concretar las condiciones para encuadrarlos en un proyecto político".
Los representantes de Izquierda Socialista, Manuel de la Rocha y Antonio García Santesmases se mostraban ayer muy incómodos, ya que han sido los máximos defensores de la libertad de expresión del juez. García Santesmases criticó el fondo, la forma y el momento de la petición de Pérez Mariño sobre la dimisión de González, pero defendió su continuidad en el grupo.
Esta corriente crítica del PSOE abanderó hace semanas la dimisión de González, pero la descartó porque sabía que una operación de ese tipo, consistente en la sustitución de González por otro socialista, sólo podría hacerse con mayoría absoluta, ya que que el PSOE depende de CiU, y este grupo sólo admite como presidente a González.
José Bono, presidente de Castilla-La Mancha, aseguró ayer que no le ha sorprendido la actitud de Pérez Mariño, pero admitió que se sentía "dolido". Joaquín Leguina, presidente de la Comunidad de Madrid, dijo que "si la difunta María Callas levantara la cabeza y viera a estos divos, pensaría que, sin cantar tan bien como ella, le habían superado en divismo".
Por otra parte, el secretario de relaciones políticas del PSE-EE guipuzcoano, Xabier Maiza, ha presentado la dimisión por la negativa del PSOE a la comisión de investigación sobre los GAL.
Tu suscripción se está usando en otro dispositivo
¿Quieres añadir otro usuario a tu suscripción?
Si continúas leyendo en este dispositivo, no se podrá leer en el otro.
FlechaTu suscripción se está usando en otro dispositivo y solo puedes acceder a EL PAÍS desde un dispositivo a la vez.
Si quieres compartir tu cuenta, cambia tu suscripción a la modalidad Premium, así podrás añadir otro usuario. Cada uno accederá con su propia cuenta de email, lo que os permitirá personalizar vuestra experiencia en EL PAÍS.
En el caso de no saber quién está usando tu cuenta, te recomendamos cambiar tu contraseña aquí.
Si decides continuar compartiendo tu cuenta, este mensaje se mostrará en tu dispositivo y en el de la otra persona que está usando tu cuenta de forma indefinida, afectando a tu experiencia de lectura. Puedes consultar aquí los términos y condiciones de la suscripción digital.