El plantón de las carpas
Los peces faltaron en el homenaje de 300 pescadores a un compañero fallecido
En el parque Juan Carlos I, inaugurado en mayo de 1992, además de montar en bicicleta, subir en catamarán, contemplar esculturas futuristas o viejos olivos, uno ya puede pescar. Claro que hay que elegir bien la mañana. Ayer, casi 300 pescadores federados -y experimentados- pusieron sitio ayer al estanque del Parque Juan Carlos I. Ha sido la primera vez que se celebra en este escenario una competición de esta características. Y, en esta ocasión, a los deportistas les animaba un doble objetivo: rendir un homenaje a un compañero que falleció electrocutado el pasado 1 de noviembre a la orilla del Henares cuando su caña sirvió como conductor de un cable de alta tensión y, de paso, atrapar el mayor número posible de carpas, carpines o peces gato. Se las prometían muy felices, pero sólo 33 lograron pescar algo.
Y eso que todo empezó bien. A las nueve y media cada deportista se colocó en su sitio asignado por sorteo una hora antes y desplegó a su alrededor el instrumental: cañas fabricadas con carbono de 17 metros, redes especiales para guardar las piezas capturadas -en este tipo de competición, los peces, una vez pesados, se devuelven al agua vivos-, gorros, chubasqueros de colores, cebos confeccionados con meticulosidad de relojero.
Lanzan la caña al estanque. Bien. Pasa el tiempo. Nada. Ni un pez. Ni un maldito pez. Los participantes miran a derecha e izquierda y comprueban que sus compañeros también tienen la red vacía. "Así que no soy yo solo", se comentan con alivio profesional.
Mueven la caña unos metros adelante, atrás, cambian el cebo, escudriñan el estanque obsesivamente. Inútil. Mediodía. Algún participante se comienza a aburrir y bosteza. Otro ataca el periódico de un paseante. El de más allá se enfada con un ciclista. Dos más charlan de fútbol. Un desesperado se echa la siesta.
Joaquín Díez, presidente de la Federación Madrileña, mientras pasea alrededor del estanque, explica, con una enciclopédica sabiduría, el por qué del plantón de las carpas: "El cipridus carpio, amigo, esto es, la carpa común, se aletarga con el frío y no sale; esto habría que haberlo organizado en primavera, pero como es un homenaje, no queríamos posponerlo".
"Yo no sé nada de eso: sólo que esto es un aburrimiento", contesta otro de los participantes. Sin embargo, poco a poco se corre la voz. En los extremos del estan que sí pescan. "Yo ya lo sabía", cuenta Antonio Martínez, un andaluz afincado en Alcalá. "Ayer lo dije: alguno de los extremos ganará: el agua está más caliente". En efecto. En una de estas, zonas calientes se encontraba el ganador, Francisco Javier Martínez, que atrapó 54 piezas. Además del frío, los pescadores se toparon con otro problema: "Estas carpas del Juan Carlos I son nuevas y no están acostumbradas a que les echen comida; por eso se resisten; las del Retiro son otra cosa", explica un pescador.
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