"La sorpresa es posible", dice Jospin, candidato del PS a suceder a Mitterrand
El Partido Socialista francés (PS) proclamó ayer a Lionel Jospin como su candidato a la presidencia de Francia. El brevísimo congreso extraordinario de París, cuya única finalidad fue la de arropar a Jospin y ofrecer una imagen de unidad, abrió la precampaña electoral y permitió adivinar que el mitterrandismo, cuyo máximo representante en el PS es Laurent Fabius, había salido. claramente derrotado de los comicios internos socialistas. Henri Emmnanuelli, primer secretario del partido y competidor de Jospin en, la carrera hacia la candidatura, anunció que seguiría en el cargo y colaboraría con su rival. Jospin, en un discurso de tono delorsista, afirmó que se negaba a resignarse a la derrota. "La sorpresa es posible" dijo.
El semanario Le Journal du Dimanche publicó ayer un sondeo que mostraba por enésima vez las dificultades que tiene ante sí Jospin. En la lista de las personalidades preferidas por los franceses como posibles presidentes, encabezada por el conservador Édouard Balladur con un 22% de las opiniones, el candidato socialista no ocupaba más que el sexto lugar, con un 5%. Otro sondeo del mismo periódico aportaba una nota de optimismo: un 69% de los electores aún no tienen su voto decidido.En su primer discurso como candidato, Jospin retomó muchas de las ideas del no candidato Jacques Delors. Afirmó que es urgente conseguir la unidad monetaria europea, aunque dentro de "un nuevo sistema monetario internacional que garantice la estabilidad frente a los especuladores", y enmarcada en una auténtica unión política: "No queremos que la Unión Europea se reduzca a la moneda y al comercio", proclamó.
De siete a cinco
Se mostró partidario de reducir a cinco los siete años de presidencia, "pero ya, no para los que vengan detrás, como propone Balladur", y de convertir al "actual-presidente-monarca en un presidente-ciudadano", menos omnipotente frente a un Parlamento reforzado. También afirmó la necesidad de aumentar la independencia judicial "pero no el poder de. los jueces", de aplicar un impuesto especial sobre los movimientos del capital especulativo y de "recuperar los valores fundamentales del republicanismo y el laicismo".
Anunció que había conversado por teléfono con François Mitterrand el sábado, tras conocerse su victoria en las elecciones internas del PS, y que acudiría al Elíseo en cuanto fuera posible. La mención a Mitterrand no cosechó más que algunos aplausos aislados. Más numerosos fueron los aplausos que subrayaron una frase posterior del candidato: "Sólo desde una posición crítica se pueden aprovechar las muchas lecciones y experiencias del doble septenato de François Mitterrand".
En primera fila, con la plana mayor del PS, estaba silencioso Laurent Fabius, el ex primer ministro y primer secretario, el hombre al que Mitterrand hubiera querido ver como candidato de no impedirlo su procesamiento por uso de sangre contaminada con el virus del sida en su época al frente del Gobierno. Fabius impulsó la candidatura de Emmanuelli para impedir la de Jospin, y fracasó. Ayer, Jospin citó elogiosamente a casi todo el mundo: Jacques Delors, Michel Rocard, Martine Aubry, Pierre Mauroy el propio, Emmanuelli... A todos, menos a Fabius.
La reconciliación entre Jospin y Emmanuelli quedó sellada al menos hasta pasadas las elecciones municipales de junio. Luego, todo dependerá de si Jospin alcanza o no la segunda vuelta de las presidenciales y de si Emmanuelli logra para el partido un buen resultado en las alcaldías.
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